Ángel Víctor Torres ha sido operado de un cáncer de próstata, con éxito, en un hospital de Las Palmas. Se trata de la extirpación laparoscópica de unos tumores malignos pero totalmente curables, que le permitirán volver a la escena política en algo más de una semana. Uno se alegra de que Ángel Víctor, que es ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, quede libre de esa molestia, que supone generalmente uno de los tumores más accesibles y con mayor éxito de curación de todos los que puede sufrir el ser humano, sobre todo cuando se extirpan a tiempo, como es el caso. Pues ojalá que Ángel Víctor pueda regresar cuanto antes a su cometido ministerial, pero a hacerlo bien, no de acuerdo con las directrices más que dudosas de su jefe, el felón de La Moncloa, que está el hombre hundido en la miseria. Murió, el pobre, mi compañero Domingo Álvarez Febles, director que fue de Radiotelevisión Española en Canarias. Una persona decente y un buen periodista. Ustedes tienen su obituario en otro lugar de este periódico on line, no hace falta redundar. Domingo era un hombre bondadoso y un buen periodista, nada amigo de lucirse, especializado en deportes y cronista de olimpiadas y mundiales. Me dicen otros compañeros que se enteró de que sufría una grave enfermedad hace muy poco tiempo. Pues descanse en paz una persona decente, un excelente compañero y un hombre bueno. Menuda calentura no agarré este fin de semana en la final de la Copa del Rey. No porque no me lo esperara, sino porque el Real Madrid no mereció perder y el Barcelona tiene hoy una flor en el culo. Esperemos que se le meta para adentro o que la expulse, pero que no la mantenga. Joder, yaya cagada de Courtois, Rüdiger, Módric y Brahim. Errores propios y lamentables. Que no le echen la culpa a Ancelotti esta vez, que sí hizo los cambios a tiempo. Por cierto, mejor que le pongan un sicólogo a Rodrigo. ¿Qué le pasa al nota?, como diría mi amigo Braulio. Le huye al balón el tío y tiene más miedo que Piqui Fernández cuando jugaba en el Puerto Cruz.
Me ha sobrevenido un dolor de espalda, que parece muscular, yo creo que de la tensión de la puta final de Copa, porque no creo que haya sido por ver, entero, el funeral del papa Francisco incluyendo el trayecto del féretro hasta Santa María la Mayor. Roma estaba llena de gente, qué incomodidad, pero no tanta como cuando el funeral de San Juan Pablo II, que fue una pasada de polacos.
Los hoteles de Roma, con excepciones, son malísimos. Yo he estado en uno muy bueno, en dos, en tres. El Excelsior, el Cavalliere Hilton (que está construido sobre una colina) y otro de lujo en Via Veneto –como el Excelsior–, pero del que siempre se me olvida el nombre, La penúltima vez que fui a Roma me alojé en uno del centro y el director se empeñó en que yo había roto el lavabo. Seguro que fue la mujer de la limpieza, trajinando, un suponer, con el ascensorista, porque juro que yo no rompí ese lavabo. Estuvieron a punto de venir los carabinieri, pero al final el hombre aflojó y yo me marché tranquilo al aeropuerto. Coño, un lavabo cuesta una pasta, aunque fuera de tan mala calidad como el que rompieron en mi habitación de Roma.
Ni que yo fuera como Ábalos, en Teruel, que casi hace añicos el Parador, sin que la Alegría de la Huerta se enterara de nada. Es que hay gente muy sorda. Yo tengo un folleto de Gaes, si quiere se lo presto.
