Reconozco que esta crónica no la tenía que haber hecho yo. No me gusta la música electrónica, ni la gente vestida de muerto, ni la odisea del espacio, ni el tecno pop, ni la estridencia, ni el humo, ni los juegos excesivos de luces. Pero comprendo que a los jóvenes les mole todo esto, que yo considero una mierda.
Buena la coreografía de la clausura, bonito el resurgir de la Olimpiada, con los aros flotando en el aire del estadio, un mucho de anárquica la entrada de los atletas y la música de Phoenix en el ambiente, que a mí plim, porque yo duermo en Dormitorum.
No sé si Jolly saldrá reforzado de esta ceremonia, más recoleta que la del Sena, pero destinada sólo a los más jóvenes y hay también viejos en el mundo. Los viejos apagaron el televisor antes de tiempo. La ceremonia tuvo algo de espectáculo, pero poco de belleza, si exceptuamos el sketch de los aros olímpicos, que sí fue espectacular.
A mí me pareció un episodio de la Super Bowl, más que la clausura de un evento olímpico y una despedida de París. Los Ángeles será la próxima cita. A ver si los americanos logran ser menos chauvinistas. Seguramente este concierto les gustará mucho a los jóvenes deportistas, pero a mí el tecno pop y el tecno rock me la trae al pairo, así que no puedo decir que me gustó.
Otra cosa es el quinqué con el fuego olímpico, el Belem, el fuego viajando por el Mediterráneo, todo eso es muy bonito, pero cuando lo empiezan a mezclar con el tecno, mal asunto. Es un disparate. Y era un refrito.
Ayer me llamaron varios colegas, durante la ceremonia, para ponerla a caer de un burro. Yo les confesé que estaba hecho un mar de dudas. Generalmente huyo del humo y del ruido en el cine. No me gustan las películas donde hay demasiado ruido de espadas y mucho humo, para disimular los fallos. Pues estas galas tampoco.
Por eso digo que ayer París despidió los Juegos sin pena ni gloria. Lo quieren disimular con que son los juegos de una nueva era. Fue también un baño de masas de Macron. Si esto lo coge Sánchez, no les digo nada. Pone a la Bego de Musa de la República. Pero todavía España no es una República. Y París bien vale una misa. A mí las Olimpiadas me han parecido flojas. Y el entusiasmo de los locutores de TVE, abominable. Sólo nos traemos 18 medallas. Un fracaso absoluto. Pero mañana abrirán los telediarios con nuestras inexistentes glorias deportivas. Nos salva el fútbol, pero el fútbol/fútbol. Porque el otro, ¡qué horror!