Resulta que José Luis Ábalos, el que fuera secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento, ahora en el exilio del Congreso, investigado por el Tribunal Supremo, tiene de todo. Incluso el periódico El Debate le ha descubierto un no declarado y descomunal chalet en Perú, construido, eso sí, con fondos públicos y destinado a obras sociales. Pero, coño, ¿a obras sociales y a nombre de Ábalos y de un empresario valenciano? Más madera para que el Supremo mande a la UCO a Perú, a la localidad de Isla Blanca, a ver cómo se compró ese chalet de 900 metros cuadrados, que al parecer ahora está cerrado. Si es verdad lo que cuenta El Debate, que yo no tengo por qué contradecir al joven periodista Alejandro Entrambasaguas, un excelente investigador, este Ábalos es un pillo. Y más cuando Aldama acaba de revelar que alquiló un chalé, con piscina, para alojar a Delcy en su frustrado viaje a España –frustrado a medias porque ella aterrizó e hizo el trasiego de maletas–, en el que no pudo cenar, ni visitar Madrid como hubiera sido su deseo; ni tampoco pudo entrevistarse con Sánchez, como era su deseo de ella. Yo estoy convencido de que todos estos van a caer, incluso el entorno de Zapatero, cuyas hijas se asociaron a un empresario off shore que recibió 3,2 millones de euros de baracalofi, por parte del Gobierno sanchista. Por eso, y por muchas cosas más, yo me roncho cuando cada 30 de junio me cargan en mi cuenta el importe de mi declaración de la renta, por poco que sea porque soy un jubileta. Ábalos no declaró su paraíso peruano en la declaración de bienes presentada ante el Congreso de los Diputados, ni tampoco se tenía noticia de esa propiedad, que en principio –digo supuestamente— fue pagada con dinero público. Y es que Ábalos nos ha salido un pájaro de mucho cuidado. Como el otro, el felón de La Moncloa: recibe el rey una invitación del general Al Sissi para visitar Egipto y va y se apunta el felón, dejando al monarca en tierra. Otra vez los dos Falcon preparados para el viaje, si es que no se le ocurre utilizar el Airbus de la Fuerza Aérea. Bueno, por lo menos así se entrenan los pilotos de Ala del Ejército del Aire destinada al transporte de personalidades. Chiquita personalidad la del habitante de La Moncloa. Te lo cambio por dos quícaras ponedoras.
sábado, 17 mayo,2025