En la penúltima jornada del juicio que se le sigue al Álvaro García Ortiz por presunta revelación de secretos, el fiscal general del Estado ha protagonizado una declaración singular. A las 16:10 h, se quitó la toga con la que había seguido la vista oral desde los estrados al lado de sus letrados, se sentó en la mesa frente al tribunal del Tribunal Supremo y anunció que no va a contestar ninguna de las siete acusaciones personadas, incluidas la particular del abogado del empresario ligado a la pareja de Isabel Díaz Ayuso, a quien además ha reprochado una actuación “desleal… no conmigo, sino con el tribunal”.
García Ortiz defiende que actuó para proteger la imagen de la Fiscalía ante lo que considera una manipulación mediática de un correo confidencial fechado el 2 de febrero de 2024, en el que el letrado del mencionado empresario reconocía dos delitos fiscales y proponía un acuerdo con la Fiscalía. El propio fiscal general ha asegurado que no filtró dicho correo, tal como le imputan las acusaciones, y que las preguntas que se le formulen en este proceso “no se compadecen con el derecho de defensa ni con el principio de igualdad de armas”.
Este giro en la estrategia de defensa llega en un momento crítico del juicio, donde la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha declarado que “se observa un dominio a todos los niveles del fiscal general del Estado” durante la investigación, y ha señalado que García Ortiz borró mensajes de su teléfono móvil en días clave del procedimiento.
Con esta decisión, el pleito entra en su recta final tras una sesión cargada de tensión donde los aspectos técnicos del borrado de dispositivos, la trazabilidad del correo filtrado y la actuación del abogado particular han tomado protagonismo. El tribunal centrará ahora su atención en los testigos que restan por declarar y en cómo valorará la negativa del acusado a responder a la acusación.





