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Rusia se enfrenta a nuevas acusaciones por el reclutamiento engañoso de mujeres jóvenes africanas para trabajar en la producción de drones Shahed-136 en la zona industrial de Alabuga, según denunciaron fuentes internacionales.
Representantes del programa Alabuga Start visitaron en abril la escuela secundaria Beyers Naude, en Soweto (Johannesburgo), ofreciendo vuelos gratuitos a Rusia, regalos promocionales y supuestas oportunidades laborales. Sin embargo, al llegar, muchas participantes descubrieron que serían asignadas a fábricas de ensamblaje de drones.
“Al menos el 90% de estas mujeres acaban en la fábrica de drones. Les están mintiendo y engañando”. El instituto ha registrado tres ataques contra la Zona Económica Especial de Alabuga desde abril de 2024, incluido un bombardeo a un dormitorio que albergaba a las reclutas.
El programa habría utilizado a influencers sudafricanas con millones de seguidores para promocionar la iniciativa. Entre ellas, Cyan Boujee, quien, desde TikTok, animó a sus seguidores a unirse al proyecto. Tras las denuncias de trata de personas y falsas promesas laborales, el Departamento de Relaciones Internacionales y Cooperación de Sudáfrica (DIRCO) abrió una investigación sobre la presencia del programa en el país.
Las influencers involucradas retiraron sus publicaciones y pidieron disculpas públicas. “La trata de personas es un asunto muy serio. No apoyo eso”, dijo Boujee, que aseguró haber desconocido las condiciones reales en Alabuga.
Expertos en empleo advierten del crecimiento de estafas de reclutamiento en África. “Hay que desconfiar de ofertas demasiado buenas para ser verdad”, explicó Trinisha Screeramalu, reclutadora ejecutiva en Empire Recruitment.
Mientras tanto, Alabuga continúa expandiendo su producción de drones. Su director, Timur Shagivaleev, apareció en televisión mostrando las instalaciones y presumiendo de la capacidad de fabricar miles de drones Shahed-136. El ISIS estima que Rusia lanzó más de 180 drones diarios en septiembre y que la zona está construyendo 200 nuevos edificios para alojar a más de 41.000 personas.
El informe del instituto sugiere que Alabuga podría aspirar a exportar drones a países como Corea del Norte o Irán, ampliando su alcance más allá del conflicto en Ucrania.
La embajada rusa en Pretoria negó las acusaciones y aseguró no tener pruebas de abusos o trabajos forzados, calificando los informes de “alegaciones infundadas”.