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Ciudad sin tregua — En un sorprendente giro diplomático, Donald Trump comunicó hoy desde su trono digital que Israel y Hamás habrían rubricado un pacto “histórico” que contempla la entrega de rehenes y el repliegue progresivo de tropas israelíes en Gaza. Una especie de “versión light” de la paz, con valor propagandístico.
El expresidente, altavoz privilegiado del show político internacional, insistió en que esta es la primera fase de un plan de paz bajo su ‘supervisión’. Según su relato, todos los rehenes serán liberados en breve y el despliegue militar se reducirá hasta un “límite acordado”. Trump aprovechó para agradecer a Qatar, Egipto y Turquía por su papel de mediadores: “¡Benditos los arquitectos de paz!”, proclamó como quien inaugura una estatua con banda tricolor.
Mientras el guión avanzaba, el secretario de Estado, Marco Rubio, le pasó una nota al oído al magnate, presagiando que el anuncio oficial estaba “muy cerca”. Aparentemente, hasta en los cónclaves presidenciales se cuece el suspense.
Desde Jerusalén, Benjamin Netanyahu no escondió su satisfacción: “Hoy es un gran día para Israel”, dijo, prometiendo convocar a su gabinete para ratificar el pacto. En sentido inverso, Hamás emitió un comunicado en el diario palestino Filastín celebrando el acuerdo como un paso hacia el fin del conflicto, la retirada de la “ocupación” y el intercambio de prisioneros.
Qatar, por su parte, aseguró que ya existe un consenso “sobre los términos y mecanismos” para el alto el fuego, la liberación mutua y la entrada de ayuda humanitaria. Pero, como en todo teatro geopolítico, la letra pequeña aún no ha visto la luz.