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Marc Márquez, el flamante campeón de MotoGP, aún no ha asimilado del todo su noveno título mundial, el más emotivo de su carrera. Tras una celebración fugaz en un karaoke cerca del aeropuerto de Japón, donde ha conquistado cuatro de sus siete campeonatos en la categoría reina, el piloto español regresó a casa abrumado por las emociones. “Todavía no puedo ver los vídeos del domingo sin emocionarme”, confiesa Márquez, quien necesitó cinco años, cuatro operaciones en el brazo y numerosos sacrificios para alcanzar este hito.
A las puertas del Gran Premio de Indonesia, en el desafiante circuito de Mandalika, donde nunca ha cruzado la meta en una carrera dominical, Márquez admite que no siente la urgencia de subirse a la moto. “No me apetece para nada”, reconoce el piloto de Cervera, quien también tiene pendiente conquistar el circuito de Portimao. A pesar de estar a un solo triunfo de alcanzar su victoria número 100 como profesional, su mentalidad ha cambiado tras la grave lesión en el húmero que marcó un antes y un después en su carrera. “Antes, tras ganar el título, quería arrasar en la siguiente carrera. Ahora es diferente”, explica.
Davide Tardozzi, jefe del equipo oficial de Ducati, le animó en Motegi a disfrutar de las próximas carreras sin presión, y Márquez parece dispuesto a seguir ese consejo. Su prioridad es clara: evitar riesgos innecesarios. “Quiero terminar el año sin hacerme daño, sin cometer errores estúpidos. He estado bajo mucha presión y ahora quiero disfrutar”, asegura. El piloto confiesa sentirse exhausto, no solo físicamente, sino también por el bajón de adrenalina tras meses de intensa exigencia.
Con 11 victorias dominicales este año, Márquez está cerca de igualar su propio récord de 13 triunfos en una temporada, establecido en 2014. Sin embargo, prefiere mantener la calma, especialmente en circuitos como Mandalika, donde nunca ha brillado, y apunta a mejores oportunidades en Philip Island (Australia) y Valencia. “El primer reto aquí será terminar la carrera”, subraya, consciente de que el trazado indonesio fue escenario de una de sus peores caídas en 2022, cuando reaparecieron sus problemas de diplopía.
De cara al futuro, Márquez planea introducir cambios en los reglajes de su moto para consolidar una base sólida de cara a la defensa del título en 2026. Mientras tanto, la lucha por el subcampeonato añade emoción al final de temporada. Su hermano, Álex Márquez, del equipo Gresini, está inmerso en una batalla con Pecco Bagnaia, quien mostró un gran nivel en Japón. Álex, segundo en la clasificación, está a 66 puntos de Bagnaia, con 185 aún en juego. “Cuando cumpla mi misión, lo celebraremos juntos”, promete Álex, que por primera vez no participó activamente en las celebraciones del título de su hermano, centrado en su propio objetivo. El italiano Marco Bezzecchi, en un gran momento con Aprilia, completa el trío que pelea por el subcampeonato, a 32 puntos de Bagnaia y 98 de Álex.
Márquez, con la corona asegurada, se toma las cosas con calma, saboreando cada momento de esta victoria tan especial. Su enfoque ahora es disfrutar, protegerse y sentar las bases para un 2026 donde buscará seguir haciendo historia.