⏱ 2 min de lectura
El Villarreal visitaba al Tottenham en su estadio, un duelo complicado sobre el papel, enfrentándose a los Spurs, actuales campeones de la Europa League.
Desde el inicio, los visitantes pusieron contra las cuerdas a los de Thomas Frank, pero, como tantas veces, 45 minutos de buen fútbol no bastan si no logras concretar en el marcador… y si, además, encajas un gol en propia puerta.
La desgracia llegó muy pronto: Luiz Junior, en una estirada a ras de suelo para cortar un centro de Lucas Bergvall, terminó empujando el balón a su propia portería, inaugurando el marcador (1-0) y dejando al Villarreal en desventaja. Marcelino pedía calma mientras el portero lamentaba el error. Que fue antológico.
El equipo amarillo no bajó los brazos. A los tres minutos, Xavi Simons, exbarcelonista, ya avisaba de la amenaza ofensiva del Tottenham. Sin embargo, a medida que avanzaba la primera parte, Marcelino se mostraba inquieto, gesticulando y dando indicaciones a su equipo desde la banda, intentando corregir el rumbo.
A pesar de no dominar en el marcador, el Villarreal generó oportunidades claras: Pépé probó desde fuera del área, pero su disparo se desvió, y Buchanan quedó solo frente al portero, sin embargo su remate se fue desviado. La igualdad se escapaba por segunda vez.
El VAR también tuvo protagonismo: revisó dos posibles penales de Pape Gueye, sin señalar nada, y desestimó una mano en el área tras un rebote en un jugador del Tottenham.
El descanso llegó con Marcelino con la cabeza alta: su equipo no estaba siendo superado y había mostrado carácter frente al vigente campeón europeo.
En la segunda parte, el Villarreal dominó de manera aplastante, presionando alto y combinando con criterio, con Gueye y Comesaña recuperando numerosos balones. El Tottenham apenas podía salir jugando, acosado por los visitantes. La tensión subió al punto que Marcelino recibió una amarilla por sus protestas.
El VAR volvió a intervenir: Akhomach reclamó un penal que no se concedió y una falta fuera del área se quedó solo en amarilla, generando la indignación de los jugadores y aficionados ‘groguets’.
Al final, el Tottenham celebró una victoria que estuvo en riesgo gracias a un Villarreal que despertó tarde. Pese al esfuerzo y el control del juego, los goles nunca llegaron y los errores individuales marcaron la diferencia.