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Por fin ya se le ve forma al Gran Hotel Taoro. Del Cabildo no hay ni rastro y el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz –me lo ha confirmado David Hernández, concejal de la coalición gobernante— ha pedido a la corporación insular que asfalte cuanto antes la carretera principal del parque. Ya saben que el parque pertenece al Cabildo tinerfeño, pero siempre lo ha mantenido abandonado. Ha tenido que ser la iniciativa privada la que rehabilite el hotel, que ha sufrido prácticamente una remodelación completa el que fue establecimiento emblemático de Canarias en los siglos XIX y XX. Yo creo que antes de un mes el hotel estará en condiciones de ser abierto, sin tener que desviar sus reservas a otros establecimientos portuenses. Ha sido completada la selección de personal, las habitaciones y las zonas comunes están ya amuebladas y los jardines prácticamente rehabilitados. Sólo falta por terminar la zona de las piscinas, que tendrán que estar listas en unos quince días, más o menos. Pero la zona queda muy deslucida por el estado de la carretera, que es un auténtico barranco. Ya es hora de que el Cabildo de Tenerife se gaste el dinero en la que fue primera ciudad turística de Canarias, que ha vuelto por sus fueros en cuanto a ocupación, gracias a la remodelación casi total que han experimentado sus hoteles. Con el Gran Hotel Taoro nace una nueva época para el turismo de lujo en la ciudad. Me dirán ustedes que el organismo insular ha acometido la obra de saneamiento del hotel. Qué menos. Pero no sirve de nada sin que la carretera sea asfaltada.

No me explico cómo las dos obras no se realizaron en simultáneo, que habría sido lo lógico, porque discurren en paralelo. También tiene que ver la dejadez del Cabildo con el hecho de que el parque esté muy sucio, la vegetación seca es un peligro –por posibles incendios— que podrían afectar al propio hotel–. Hay maleza, pintadas en los senderos, un asco. Y lo peor es que con una cuadrilla de especialistas en quince días podrían adecentar el parque. Resulta que, por un lado, tenemos un hotel de gran lujo, rodeado de chalets residenciales y de otros remodelados hoteles, y por otro un parque bellísimo pero abandonado, con una flora riquísima, otra de malpaís que es admirada por todo el mundo y un Camino de la Sortija abandonado a su suerte, a pesar de que es uno de los parajes más hermosos de la isla. Si el Cabildo tiene un vicepresidente primero que es portuense, Lope Afonso, no me explico este abandono y me lo explico todavía menos cuando el PP gobierna en la corporación insular con Coalición Canaria. Y gobierna también en el Puerto de la Cruz, en coalición. Hay cosas que realmente no se entienden. Lo que sí hay que valorar es el esfuerzo de los concesionarios –la familia Polanco–, que han luchado para que el hotel recobre su esplendor antiguo, como núcleo fundacional del turismo en el Puerto de la Cruz. En fin, quería dedicar el Pipol de hoy al Taoro, que va a convertirse, lo quiera o no el Cabildo, en el hotel emblemático del Puerto de la Cruz y que dará valor a una zona de ocio de categoría mundial, como es el parque que lo rodea.