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Polonia ha denunciado una «violación sin precedentes» de su espacio aéreo por parte de drones rusos durante la madrugada de este miércoles, en un ataque masivo del ejército ruso contra Ucrania. Las autoridades polacas, con el apoyo de las defensas aéreas de la OTAN, neutralizaron varios de los drones, algunos de los cuales fueron derribados tras ser detectados por radares. Este incidente, calificado como una «probable provocación a gran escala» por el primer ministro polaco, Donald Tusk, ha llevado al país a invocar el artículo 4 del Tratado de la OTAN y a solicitar una sesión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU.
El incidente comenzó en la madrugada, cuando las fuerzas polacas detectaron al menos 19 violaciones de su espacio aéreo por drones, provenientes, según Tusk, no de Ucrania, sino de Bielorrusia. «Por primera vez en esta guerra, los aparatos no venían de Ucrania, lo que sugiere una acción deliberada», afirmó el primer ministro en el Parlamento polaco. Las defensas aéreas polacas, respaldadas por aviones F-16 polacos, F-35 neerlandeses, AWACS italianos, aviones cisterna de la OTAN y sistemas Patriot alemanes, lograron interceptar y derribar varios de los drones, uno de los cuales causó daños leves al impactar en el tejado de un edificio residencial en Wyryki, al este del país.
La reacción internacional no se hizo esperar. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, condenó el ataque como «imprudente y sin precedentes», expresando la solidaridad de la UE con Polonia. Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, calificó las incursiones de «intolerables» y exhortó a Rusia a detener su «huida hacia adelante». El primer ministro británico, Keir Starmer, y el canciller alemán, Friedrich Merz, también condenaron la acción, destacando que las defensas de la OTAN funcionaron, aunque Merz señaló que no con la rapidez deseada.
El Kremlin, por su parte, rechazó las acusaciones de provocación. El Ministerio de Defensa ruso afirmó que no tenía intención de atacar objetivos en Polonia y atribuyó el incidente a drones que, según Bielorrusia, habrían perdido el rumbo debido a interferencias de sistemas de guerra electrónica. Sin embargo, el viceprimer ministro polaco, Radoslaw Sikorski, insistió en que los drones «no se desviaron, sino que fueron dirigidos deliberadamente», una opinión compartida por la alta representante de la UE, Kaja Kallas, quien señaló indicios de intencionalidad.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, denunció que al menos ocho drones kamikaze Shahed fueron lanzados intencionadamente hacia Polonia, calificando el incidente como un «nuevo nivel de escalada» por parte de Rusia. Zelenski aprovechó para reiterar su propuesta de que la OTAN utilice sus capacidades antiaéreas para proteger también el espacio aéreo ucraniano.
La invocación del artículo 4 de la OTAN por parte de Polonia, que permite consultas entre aliados ante una amenaza a la seguridad, marca un momento crítico. Tusk advirtió en el Parlamento que «estamos más cerca de un conflicto abierto que en ningún otro momento desde la Segunda Guerra Mundial». Además, la solicitud de una sesión urgente en el Consejo de Seguridad de la ONU refleja la gravedad con la que Varsovia aborda el incidente.
Restos de un misil y siete drones han sido encontrados en territorio polaco, y las autoridades continúan buscando más fragmentos. El Ministerio de Defensa ruso, aunque dispuesto a dialogar con Varsovia, insistió en que los drones utilizados en el ataque a Ucrania no superan los 700 kilómetros de alcance, lo que plantea dudas sobre cómo llegaron tan lejos en territorio polaco.
El incidente ha intensificado las tensiones en la región, con aliados como Suecia, Noruega y Letonia calificando la acción de «inaceptable» y Rumanía desplegando cazas ante la detección de drones cerca de su frontera. Mientras la OTAN y la UE refuerzan su postura defensiva, la comunidad internacional observa con preocupación este nuevo capítulo en el conflicto, que pone en evidencia la fragilidad de la seguridad en el flanco oriental de Europa.