Le retiran el visado USA al de la ceja. No es oficial, pero casi. Zapatero ya no se podrá pasear, con sus góticas y Sonsoles, por la Ópera de Nueva York, como aquella vez, ante el pasmo de los Obama. El portero mayor del Metropolitan Opera House sufrió un síncope cuando vio la nueva versión de los Monsters y hubo de ser asistido en un hospital cercano, creo que el Monte Sinaí. Sólo puso orden en el lance la oportuna intervención de un escolta de los Obama, aclarando a los presentes que Herman Monster, Morticia, el abuelo y el nieto de los Adams no habían resucitado, ni se estaba rodando en la Ópera un capítulo de la famosa serie, sino que aquello que veían era la familia presidencial de un país llamado España, situado al Sur de Europa, debajo de Francia.
Porque ustedes saben, y si no lo saben lo cuento yo ahora, que los norteamericanos, lejos de Oriente Medio, no conocen nada que esté situado fuera de los Estados Unidos. Son todos terraplanistas y lo de la Luna es mentira. Según Cris Landau, número dos de Marco Rubio, el Departamento de Estado USA estudia dejar a ZP sin visado, con lo cual ocurrirían dos cosas: Una, que si cae Maduro, cae él; dos, que como se le ocurra poner un pie, pongamos, en Puerto Rico, porque se avería el avión que lo conduzca a Cuba o a Venezuela, pues sería rechazado por Inmigración y quién sabe si detenido por cómplice con el dictador venezolano. No digamos si se demuestra que el dinero que le ha pagado Maduro a Zapatero –¿lo duda alguien que le ha pagado?— procede del narco. Entonces, apaga y vámonos. A mí se me ocurre pensar cómo Zapatero ha caído tan bajo, cómo ha sido capaz de traicionar de esa manera a su país y a su partido, en su metamorfósico tránsito de tonto a golfo.
Por cierto, vaya carácter el de Sánchez. Ha informado me parece que The Objective, y también La Trece, que Sánchez le gritó, con la cara más descompuesta de lo habitual, a sus escoltas, cuando llegó a Andorra y vio que gente en su contra se le acercó demasiado. Ocurrió la cosa frente al hotel de lujo en el que la pareja, él y la primera dama, interrumpió el descanso de los huéspedes, que sí pagan de su bolsillo, con absurdas medidas de seguridad. Creo que uno de los escoltas, mirándolo a la cara, le dijo a Sánchez: “No son formas”. Si hasta los guripas están molestos, ¿cómo andará la señora de la limpieza de La Moncloa? Creo que el Galgo de Paiporta tiene un pronto incendiario, se calienta muy fácil y ya hay cierto run-run en Presidencia sobre los comportamientos de Sánchez con la gente e incluso sobre discusiones con los más allegados. Por el momento, hasta ahí puedo decir.
García Ortiz se tendrá que rascar el bolsillo y deberá apoquinar 150.000 euros o propiedades de valor similar, aceptadas por el instructor, como fianza, tras haber sido empapelado. Siete magistrados serán quienes lo juzguen. Naturalmente que las feministas radicales de El País con pelos en barbas y piernas y sobacos ya están diciendo, u ordenando que otros digan, que el tribunal de García Ortiz es de mayoría conservadora. Joder, encima que tiene a la Fiscalía a favor y a la Abogacía del Estado, todo gratis, todavía quieren darle al presunto delincuente más ventaja. Estos chicos de El País, y sobre todo las feministas radicales que controlan la redacción, no descansan, ni con Oughourlian ni sin él. Lo más gracioso que he escuchado estos días es que en una película de Amenábar, que dicen que es un riguroso director de cine, se sostiene que Cervantes era maricón y que le dio por retambufa a su carcelero en la mazmorra de Argel en la que fue internado.
No sé de dónde habrá sacado Amenábar, que sí que es trucha, la presunta homosexualidad del genio, pero yo a Don Quijote de la Mancha no le encuentro ramalazo alguno y mucho menos a Sancho, que más bien era sucio, iletrado y tontorrón, pero nada que opinar de su sexualidad. En La Palma, que es una isla de mucho ingenio, siempre se ha dicho que el que da es mucho menos trucha que el que recibe, así que investigaré si la aseveración de Amenábar se refiere a truco o a trato. Va a ser difícil, tantos siglos después. Pero al menos lo voy a intentar. País de locos.
