Zapatero, como un bobalicón

Zapatero, como un bobalicón, anda por todas las territoriales del PSOE diciendo, en nombre de Sánchez,  que la justicia emana del pueblo. Y que hay que cambiar la administración de justicia en España. Se lo ha traído de la Venezuela de su amado Maduro, que es quien le paga generosamente para comprarse una ristra de chalets, como si fueran una ristra de ajos. Zapatero parece bobo pero no lo es. Hasta sus góticas le han salido listas, con la ayuda de papá, y tienen sus negocitos montados que le van muy bien. Los venezolanos llaman negocitos a ciertos negocios, con picardía, porque un negocito es un negocio con truco, siempre. Yo es que me sé el argot, aunque ello no signifique que servidor haya hecho algún negocito en Venezuela, porque yo allí iba al solaz, al fornicio y al juerguerío, más que nada, cuando atábamos los perros con longaniza. No, repito, al negocito. Pero el Zapa va al negocito y las góticas también y no les va nada mal, por lo que dicen los periódicos. Ahora Zapa actúa como enviado especial de Sánchez a las primarias territoriales, o como se llamen, porque yo no estoy al día en su argot. Y anda dando discursos al personal sobre hacerse con la justicia y, no sé si también si con la prensa, que son dos asignaturas pendientes de Sánchez, aunque ya tenga las leyes al respecto redactadas y listas para enviar al Congreso. Lo hará, no lo duden, porque Sánchez está copiando algunos gustos dudosos de los dictadores latinoamericanos de repúblicas bananeras. Ahora bien, me gustaría mirar por un agujerito a ver dónde va a vivir cuando todo pase, si se va a Portugal o hará como Zapatero, que va de chalet en chalet sin pisar la calle para que no lo abucheen. Hace poco lo vieron jugando al fútbol con los escoltas –porque Zapa tiene escoltas también— en la playa de Famara, en Lanzarote, donde tiene otro chalet. Sánchez es más de alero, de zona, para que lo contemple con admiración la Von der Leyen. Payasetes del nuevo PSOE, ese PSOE que critica García-Page, que parece más solo que la una, ese PSOE con graves tensiones internas en algunas organizaciones territoriales, que ya empiezan a estar hartos de Mortadelo y Filemón. A ver qué nos depara el destino. Nada bueno, me da a mí la impresión.