Yo estoy con Israel

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Me la suda ser o no políticamente correcto. Me la suda que la progresía maricona española me ponga de chupa de dómine. Me la suda ya casi todo y por eso digo que Israel lo que está haciendo es defenderse de una banda de asesinos, que invadió un pacífico concierto para masacrar a más de 1.000 personas y tomar como rehenes a más de 250, a la mayoría de las cuales ha torturado y asesinado Hamás. Lamento los daños colaterales, que siempre son dolorosos, pero las guerras han sido diseñadas así por unos y por otros. Bebés de meses abiertos en canal por esta banda asesina, cuyas andanzas terribles yo conocí muy de cerca en mis viajes a Oriente Medio. Un grupo terrorista al que Sánchez, el presidente errático, ha arrancado aplausos, tras atacar con palabras de loco al pueblo israelí, que lucha por su supervivencia. Celebro el éxito del ataque selectivo de ayer en Catar contra la oficina de Hamás en Doha, realizado por el Mossad y el Ejército de Israel. Vendrán más, no van a dejar vivo a un solo terrorista. Yo me declaro abiertamente pro-Israel, admiro el coraje de este pueblo y su sufrimiento. No he conocido a Netanyahu, pero sí me enorgullezco de haber estrechado la mano de Simon Peres, descendiente de judíos sefarditas, y de otros líderes israelíes, en la misma Jerusalén, donde posé, en un pasillo del Ministerio de Defensa con un cuadro de Moshe Dayan, el héroe de la guerra de los Seis Días, cuando Israel ocupó la franja de Gaza, la Península de Sinaí, los Altos del Golán y Cisjordania. Más tarde fue entregando esos territorios a quienes no han sabido administrarlos con la paz como objetivo, sino con el objetivo del terror. Estoy con Israel, y no como el ignorante de Sánchez, que usa el conflicto para evitar el escarnio de su familia en los tribunales. Estoy con Israel porque es un pueblo admirable, que convierte en vergeles los desiertos, que mantiene una industria militar fabulosa, líderes en telecomunicaciones, inventores de procedimientos agrarios que sacan manjares de una tierra hostil. Estoy con Israel, que es un pueblo valiente, que sabe defenderse, que supo sobrevivir a la barbarie nazi y que se enfrenta a las adversidades y a las envidias de este mundo absurdo. Admiro a este pueblo y allí donde esté lo defenderé por su contribución a la historia del mundo. Ya digo que las guerras, por desgracia, se llevan la vida de inocentes que pasaban por allí. Y esto es triste. Pero en el conflicto de Oriente Medio los responsables son los terroristas, no los que se defienden atacando. Los que mataron a inocentes que escuchaban música en un concierto, sabiendo que la respuesta israelí iba a ser contundente y arriesgando la vida de los inocentes que viven en Gaza y a los que Hamás desprecia. Son los terroristas los que tienen que desaparecer de la faz del mundo, esos a los que la actual España oficial parece entender. Imbéciles.