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Yo no soy entrenador de fútbol, pero si lo fuera, incluso de juveniles, me habría dado cuenta de que el único secreto para frenar al PSG, hoy en día, es anular a Vitinha.
Estaba cantado, pero Xabi Alonso no se percató de algo tan elemental, quizá sorprendido por los dos fallos groseros de Asencio y de Rüdiger, que permitieron marcar a placer a Fabián y a Dembelé. Con un 2-0 en contra, sin que se hubiesen cumplido los 10 primeros minutos de juego, Xabi Alonso, que es nuevo en el banquillo, ni siquiera reaccionó.

Ni tampoco, a la vista de la debacle, le dio por devolver a Valverde al centro del campo, ni por retirar a los dos delanteros, malos de solemnidad –Gonzalo y Vinicius–, colocar a Carvajal, si estaba bien para jugar como después se demostró, en su sitio, retirar a Güler y a Bellingham, que vagaban por el centro del campo sin oficio ni beneficio, y recomponer en lo posible al equipo con jugones como Ceballos y Módric.
Y si Militao estaba bien, como luego se demostró también, Asencio, que no ha hecho otra cosa que meter la pata en este Mundial, tampoco tenía que estar en el campo.
Pero, claro, al Madrid le crecen los enanos porque, nada más llegar, Trent, que no me parece nada del otro jueves, se lesionó en un entrenamiento. Y Módric, que salió en la segunda parte, ya no llega al área lanzando un córner; y Lucas Vázquez, que el pobre hace lo que puede, tampoco es ya lateral para el Real Madrid.
Me da que este viaje a USA estuvo mal planificado: el Madrid llegó con retraso a Nueva York y eso desconcentra. El PSG llevaba días en la ciudad. El Madrid estaba cómodo en Miami, pero de Miami a Nueva York deben ser algo así como tres horas, ya yo ni me acuerdo. Y he hecho esa ruta varias veces desde el aeropuerto de La Guardia. Y los viajes en avión cansan un montón y no son proclives a relajar a los pasajeros. El equipo de Florentino salió al campo dormido, parecía que le habían dado una dosis de melatonina.
Fíjense que al final del primer tiempo, la posesión era del 78% para el PSG (o para Vitinha, como quieran) y el 22% para el Madrid, que no buscó nunca el balón, ni jugó con cabeza, ni tiene un líder definido en el campo porque Valverde de lateral no puede serlo mucho.

Y eso que Courtois evitó al menos dos goles, antes de que marcara el PSG, porque igual se hubiera llevado el equipo de Alonso más de una manita de los franceses, sin duda y hoy en día el mejor equipo del mundo.
Marcó Fabián el tercero y al descanso. El Madrid parecía tener la mente en su lugar de vacaciones. Y eso que más de la mitad del estadio le aclamó, hasta que empezó a silbarle, porque el público, aunque sea poco ducho en esto del fútbol, también tiene su corazoncito.
La panda de vagos de Alonso no mejoró en la segunda mitad. Alonso, que inexplicablemente dejó al mismo equipo sobre el campo. ¿Qué esperaba con esos once, levantarle al partido al PSG? Los franceses corrían como posesos, colocaban la pelota a los pies de los compañeros y jugaban al fútbol.
El Madrid era como un equipo de mitad de la tabla de la Liga española, o de más abajo. Si Bellingham tiene que operarse del hombro, que se opere ya, porque es un bulto sospechoso en el campo. Y no se puede achacar la derrota a la ausencia de Huijsen, que el otro día la cagó bien cagada ante el Borussia Dortmund. A Asencio, que lo cedan a Las Palmas: son demasiados partidos metiendo la pata.
Pero lo más extraño fue la falta de reacción de Xabi Alonso. Nos quejábamos de que Ancelotti no cambiaba mucho el equipo. Y este nuevo entrenador saca el mismo once en la segunda parte, el mismo que había encajado tres goles en la primera. Es inexplicable.
Por el contrario, Luis Enrique construyó un partido de fútbol de calidad. Defendían todos y atacaban todos. Qué ojo clínico tuvo el que dejó salir a Achraf Hakimi del Real Madrid. Hoy es un lateral impresionante e incluso podría llegar a jugar de extremo. Y Vitinha es Módric con 26 años. Y el centro del campo empuja y empuja con una fuerza incontenible y una velocidad de escándalo. Contra eso ni puede ni va a poder en mucho tiempo este Madrid, que no es que esté en construcción, sino que lo mismo que lo bailó el PSG lo puede bailar el F.C.Barcelona en cuanto le toque en la Liga.
Finalmente llegó el 4-0 de Gonzalo Ramos, explicable teniendo en cuenta que los únicos dos disparos con peligro del equipo de blanco los hizo Militao, uno con un cabezazo que salió a medio metro del poste y otro que paró Donnarumma. Ni siquiera Brahím se atrevía a entrar en el área, desde que salió hasta que terminó el partido. A Güler que le pongan urgentemente un preparador físico y el Madrid dio la sensación de ser un despojo.
Ya empezó a serlo en los 10 minutos finales del partido contra el Borussia Dortmund. Ah, y Vinicius, balón de playa. Que tenga vergüenza.
Vergonzoso que jugadores tan inutiles sigan cobrando!!!!!….. no se quien hoy puede todavia encontrar algun argumento para tal RM!……