La ciudad santa de Jerusalén ha amanecido este lunes sumida en el horror tras un ataque armado perpetrado por dos asaltantes palestinos en una parada de autobús en el barrio de Ramot, al norte de la ciudad. El atentado ha dejado un saldo de seis víctimas mortales, entre ellas un joven español de 25 años, y al menos 12 heridos, varios en estado grave. Los atacantes, identificados como ciudadanos palestinos procedentes de Cisjordania, fueron abatidos en el lugar por un soldado israelí y un civil armado, según confirmaron las autoridades. El grupo Hamás ha reivindicado el ataque, calificándolo de «respuesta natural» a la «guerra de exterminio» en Gaza.
El suceso ocurrió poco después de la hora punta matinal, en una concurrida intersección de la autopista que conecta Jerusalén con los asentamientos judíos en la zona este, ocupada por Israel desde 1967. Según testigos y grabaciones de cámaras de seguridad, los dos asaltantes, armados con rifles automáticos, subieron a un autobús público en la parada de Ramot y abrieron fuego indiscriminado contra los pasajeros antes de dirigirse a la multitud en la acera. Las imágenes, difundidas por medios locales, muestran un autobús con el parabrisas perforado por balas, pertenencias esparcidas por el suelo y decenas de personas huyendo despavoridas mientras resonaban los disparos.
El servicio de emergencias israelí, Magen David Adom (equivalente a la Cruz Roja), acudió rápidamente al lugar, donde se encontró con una escena dantesca. “Había cuerpos en el suelo, algunos inconscientes, otros con heridas de bala graves. Los cristales rotos cubrían la carretera”, relató un enfermero que atendió la emergencia. Los paramédicos confirmaron la muerte de cuatro personas en el lugar: un hombre de unos 50 años y tres varones de aproximadamente 30 años, entre ellos Yaakov Pinto, un joven español natural de Melilla que residía en Israel. Otras dos víctimas fallecieron horas después en hospitales de la ciudad, mientras que siete heridos permanecen en estado grave.
Entre las víctimas, la muerte de Yaakov Pinto, de 25 años, ha conmocionado a la comunidad española. Nacido en Melilla y residente en Israel, donde se había establecido tras contraer matrimonio recientemente, Pinto fue identificado por el Ministerio de Asuntos Exteriores español y el propio ministro israelí de Exteriores, Gideon Saar, quien publicó una imagen del joven en redes sociales. El Ministerio de Exteriores español condenó “tajantemente” el atentado y expresó su solidaridad con los familiares de las víctimas, “muy especialmente” con los de Pinto, trasladando su compromiso con la lucha contra el terrorismo.
Pinto, descrito por fuentes cercanas como un joven profundamente integrado en la vida israelí, formaba parte de la comunidad judía ultraortodoxa, según medios locales. Su muerte, junto a la de otros miembros de esta comunidad, ha avivado el dolor en un sector especialmente afectado por el ataque.
La Policía israelí calificó el suceso como un “atentado terrorista” y señaló que los atacantes, originarios de municipios cercanos a Ramala, en la Cisjordania ocupada, actuaron de forma coordinada. Las autoridades han iniciado redadas en la zona para buscar posibles cómplices, mientras el primer ministro, Benjamin Netanyahu, visitó la escena del crimen y prometió “atrapar a todos los asesinos” implicados. La rápida intervención de un soldado y un civil armado, que abatieron a los asaltantes, evitó una tragedia aún mayor, según la Policía.
Horas después, el grupo islamista Hamás reivindicó el ataque a través de un comunicado, justificándolo como una “respuesta natural” a la “guerra de exterminio” librada por Israel en Gaza, donde más de 63.000 personas han muerto desde octubre de 2023, según datos de la ONU. El grupo también acusó a Israel de “profanar la mezquita de Al Aqsa” y de intentar “destruir la ciudad de Gaza”.
En España, el Gobierno ha reiterado su condena al terrorismo, pero también su compromiso con la defensa de los derechos humanos y la solución de dos Estados, una postura que, lejos de apaciguar las tensiones, parece destinada a mantener el pulso con Israel en el escenario global.





