Si Sánchez y su banda no acaban con nosotros, yo estoy convencido de que será un meteorito. La NASA ha elevado un poquito las posibilidades de que el 24YR4 caiga sobre la Tierra. Las posibilidades eran de 1,2%, pero parece que la NASA las ha revisado y realmente son de 1,9%. Bueno, unas décimas. En 2032 nos pasará rozando. Hace muy poco, otro cuerpo rocoso de unos 290 metros de largo pasó a menos de 18.000 kilómetros de este planeta y en 2035 volverá a pasar, tuf, tuf, rozandito el poste, como decía uno de los Daroca cuando los hermanos iban a ver jugar al Tete. Pero lo que ha activado el Protocolo de Seguridad Planetaria es el asteroide dichoso 24YR4, que estará al caer, o mejor dicho al pasar, en 2032. Es decir, ahí mismito.
La diferencia entre un asteroide y un meteorito es que el asteroide es una roca que orbita el Sol y que estará más caliente que las pistolas del Coyote; y un meteorito es un fragmento de esa roca, que ha atravesado la atmósfera terrestre y ha caído a tierra. Esas son las características más elementales de los cuerpos celestes que nos rondan, no voy a cansarles a ustedes con un discurso científico, para el que no estoy preparado. Pero, bueno, yo lo que quería decirles es que si Pedro Sánchez no acaba con nosotros lo hará un meteorito como el citado, que no va a terminar con la Tierra, pero sí puede causar un roto, allí donde caiga, incluido un tsunami y un destrozo. Por lo que hay que estar preparado. Y antes de que hable Nemesio, yo me he provisto de pilas doble y triple A, agua mineral en abundancia y velas de las que antes fabricaba la refinería, velas La Maga, que en casa siempre había un par de paquetes porque día sí, día no, la luz se iba. Y nos quedábamos a oscuras porque nos nutríamos de la planta eléctrica de Las Tapias, que se inventó Isidoro Luz y que tiraba a duras penas de todas las casas del Puerto de la Cruz. Aquí el que entendía de electricidad era Tomasito el Negro, al que llamaban a todas horas para reparar las averías. Cuando el Festival del Atlántico, de bendita memoria, el hombre que siempre estaba de guardia era Tomasito el Negro y allí no se encendía nada sin su expreso consentimiento. En el Puerto siempre ha habido hombres providenciales, una especie de Liga de los Hombres Extraordinarios, como Nemesio y Tomasito el Negro. Sencillamente, gente de fiar, gente de mucho saber. Y don Telesforo Bravo, que eso era otra cosa; palabras mayores. Cuando apareció el Bicho del Realejo, en el 70, todo el mundo consultaba a don Telesforo, que fumaba en pipa creo recordar, y que sonreía socarronamente. Aunque las noticias sobre el Bicho más bien procedían del sargento de la Guardia Civil, comandante de puesto del Puerto de la Cruz, un hombre con bigotito teñido que no tenía puta idea de nada.
Bueno, hablando de otra cosa, les recomiendo que compren, para consultas sobre lo que hace la Agencia Tributaria, el libro de José Luis Machado que va sobre la corrupción en Canarias. No le falta una línea. Yo ya lo tengo, aunque tardará un poco en llegar a las librerías por razones de logística. Y, la verdad, de resto la cosa se está moviendo poco, no hay, que digamos, noticias así, relevantes, que a ustedes, desocupados lectores, puedan entretenerles. Yo no voy a hablar de Karla Sofía Gascón, la trans que pasó de heroína a villana, tras haberse descubierto viejos mensajes racistas en las redes, aunque pertenezcan al pasado, creo que metiéndose con los musulmanes o así. Ya no ganará el Oscar, Netflix la ha mandado a El Escorial a rezarle a Felipe II, y ni siquiera asistirá a los Goya, ni a los Oscar, por lo que he leído por ahí.
Pues yo estoy con ella. ¿No hay libertad de expresión? Pues que se respete. Lo que pasa es que se ha cargado la película “Emilia Pérez” en cuanto a premios, pero no creo que en cuanto a taquilla. Ay, Karla Sofía, no somos nadie. Hay que ser políticamente correcta desde que se nace, hija, por lo que veo. Lo mejor es nacer enarbolando una estelada o la media luna roja.
