Se acabó la fiesta

Por lo que he podido leer, y sigo haciéndolo, se trata de un partido político de reciente creación. Su logo es una ardilla con una máscara como la de la película V de Vendetta, y se presenta a las elecciones del 9 de junio, las Europeas. Esas elecciones a las que nadie les da importancia y la gente pasa de ir a votar. Y que, en su día, permitieron la entrada en la política de Podemos y hasta de Ruiz Mateos, que en paz descanse.

La verdad es que no he podido localizar el programa de SALF, torpe que es uno, y el 99% de lo que he encontrado en medios, visto, oído y escrito, son referencias insultantes al chaval, que se llama Alvise Pérez, y poco respetuosas. En cualquier caso, parece que molesta mucho a los demás partidos políticos porque lo tachan de ser, entre otras lindezas, un ultra de derechas. Esa palabra, ultra, además del fango, es la más usada estos días. Se debe estar forrando el mecánico de la máquina de enfangar.

Incluso he llegado a leer que es el Bukele de España. Lo cierto es que yo oí hablar de Alvise Pérez a través de un grupo de jóvenes, hace ya un par de años. Me pidieron que lo siguiera y la verdad que no lo hice; ahora sí.

La gente está cansada, como diría Victoria Prego, en paz descanse también, de embusteros, de chulería, de incultos con poder, de tanta prohibición, de impuestos, de subvenciones a raudales y, sobre todo, del grado de impunidad que existe para con cierta clase de españoles, por lo que parece normal y necesario que surja un movimiento de este tipo. ¿O no?

He oído y leído mucho sobre Alvise, incluso que se presenta a las elecciones europeas para conseguir inmunidad. Hay quien llega a afirmar que es un perroflauta de derechas, un pijo de las redes que quiere más influencia. En fin, es lo que tiene exponerte públicamente. Aunque la opinión sea libre debería ser también respetuosa. Digo yo.

El pueblo está harto, muy harto de los políticos. Se nota en la calle. Como solemos decir en mi casa, hacen falta más personas y menos políticos; y claro, ante este hartazgo, surgen movimientos que deben seguir las reglas para intentar al menos el cambio.

Estas reglas, estas armas para el cambio, pasan por utilizar las herramientas legales, como es crear el partido, inscribirlo, cumplir plazos, etcétera. Y hasta para esto le han puesto pegas. Parece que lo han machacado por todos los sitios. Aún así, SALF está haciendo compaña. Con presencia en Canarias.

Una agrupación esta, entiendo que legalmente constituida, está ganando cada vez más seguidores. Igual que ocurrió con Podemos, en su día. Lo que pasa es que este chaval está generando ilusiones y eso es peligroso; generar esperanzas, también.

Ilusiones, para que de una vez se acabe la fiesta. Todos los de a pie sabemos que estar en política es jugar con ventaja, todos conocemos a alguien cercano, incluso de la familia, que no ha tenido otra función en su vida más que ser político, no ha trabajado en su puñetera vida más que en política. Son los que nos miran normalmente por encima del hombro: Chacho, no sabes quién soy yo.

Hoy sufrimos cada vez mayores problemas los españoles; ni siquiera somos iguales ante la ley, como ordena la Constitución, fruto de la gran facilidad de los políticos para generar y crear crispación y para dividirnos. Esto lo inició Zapatero y lo ha culminado brillantemente Sánchez, el pasado día 30 de mayo con su anacrónica Ley de Amnistía.

En suma, lo que más he oído de esta nueva formación es ser tachada de ultraderechista; y yo pregunto: ¿Qué es la ultraderecha? Porque si alguien quiere defender lo suyo, si alguien quiere defender tener menos impuestos, si alguien quiere defender que seamos todos iguales ante la ley, si alguien quiere defender que vivamos con seguridad, si alguien quiere defender la propiedad privada, ¿esto es la ultraderecha?

Estoy convencido de que habrá un cambio en los años venideros, un cambio a lo que está ocurriendo. Y todo cambio empieza por una minoría entusiasta y por el boca a boca. De esto no tengo dudas.