Poca gente

Muy poca gente en el entierro de Manolo Hermoso. Un hombre que lo dio todo por tantos no se vio correspondido por su pueblo en el adiós. También faltó a la cita algún presidente –de los pocos que quedan vivos— y muchos excargos de CC brillaron, pero por su ausencia. Yo sé que, hoy en día, los entierros no están de moda como uso social. Pero Manolo Hermoso era un hombre que se merecía un adiós vamos a decir más fluido, más numeroso. Del búnker de Presidencia a La Concepción, la iglesia no se llenó. La gente es olvidadiza, no se acuerda de que cuando necesitó su ayuda él se la dio, por regla general. Hermoso, sin embargo, pasará a la historia de Canarias como un hombre conciliador y de buen talante, que jamás se tragó un palo para no saludar a la gente, que siempre estaba ahí y que seguía tocando a la puerta de los ciudadanos de los barrios cuando fuese menester. La memoria de los canarios es muy frágil, siempre lo ha sido. La isla vive al día y la preocupación de la gente que habita en ella son dos, ahora que estamos en verano: las romerías y llegar a final de mes. Hay una tercera: no coger colas. Manolo Hermoso triunfó en la vida, pero también la vida le dio muchos palos, en su familia –la muerte de su hijo fue muy triste—y en la empresa –pasó de la prosperidad a la deriva–. En la política lo hizo muy bien, la ciudad le premió con una calle, tuvo que tomar decisiones difíciles, pero cumplió con honradez y probidad su cometido, en unos tiempos no siempre de bonanza ni política ni económica. A Jerónimo Saavedra un periódico de Las Palmas le dedicó 23 páginas, cuando murió. ¿Cuántas le hemos dedicado a Manolo Hermoso los periódicos de Tenerife? No hay justicia política en nuestra tierra y Tenerife, por eso y por mucho más, es una sucursal de Las Palmas en todos los sentidos. De nada vale que los empresarios se reúnan en Los Limoneros a hablar de sus cosas. No hay color. Ellos, los de la otra orilla, son los que dominan el cotarro. Aquí somos pasantes del gran despacho canarión. Si no lo quieren reconocer, allá ustedes. Pero yo al menos manifiesto mi opinión. Hay otros que ni siquiera hacen eso. Se callan.