Donald Trump y Xi Jinping han mantenido este lunes una conversación telefónica en la que uno de los asuntos centrales ha sido el de Taiwán, un tema delicado para las relaciones entre Estados Unidos y China. Durante la llamada, el presidente chino ha defendido que el “regreso a China” de la isla —que Pekín considera parte de su territorio— es clave para mantener el “orden internacional” surgido tras la Segunda Guerra Mundial.
Según la versión oficial china, recogida por el Ministerio de Exteriores de Pekín, Xi ha recordado que China y Estados Unidos “combatieron juntos contra el fascismo y el militarismo” en la guerra, y ha instado ahora a ambas naciones a trabajar unidas para “proteger los logros de la victoria aliada”. Esta lectura histórica refuerza la narrativa china de que la recuperación de Taiwán forma parte de una misión de justicia internacional.
Trump ha confirmado que viajará a Pekín en abril para reunirse con Xi y que, según él, mantienen una “excelente relación” para abordar temas que van desde el comercio al conflicto internacional.
El portavoz del Gobierno chino ha subrayado que la resolución de la cuestión de Taiwán debe hacerse con “prudencia”, evitando que la disputa derive en confrontaciones militares. Para Pekín, la reunificación con Taiwán no es solo un objetivo nacional, sino algo que estaría intrínsecamente vinculado a la estabilidad mundial. Sin embargo, esta visión choca con la estrategia estadounidense, que ha mantenido históricamente una política de ambigüedad estratégica hacia la isla.





