Otra película de dos horas y un poquito más, “Fly me to the Moon”, con título de la canción compuesta en 1954 por Burt Howard y que popularizó más tarde Frank Sinatra. O mucho me equivoco o Scarlett Johansson (en el papel de Kelly Jones, publicista de pasado dudoso contratada por la NASA para promocionar el programa Apolo) será candidata este año a los Oscar como mejor actriz.
Pero como Hollywood tiene sus manías, a lo mejor, a lo peor diría yo, la dejan fuera los popes del cine americano. Un guion, que adapta una historia muy ingeniosa, guion de Rose Gilroy, y la dirección de Greg Berlanti, con Channing Tatum en el papel protagonista masculino de Cole Davis, el director del lanzamiento del Apolo 11, que llevó a Amstrong, Collins y Aldrin a la Luna, el 16 de julio de 1969; bueno, este fue el día del lanzamiento, tres días después alunizaron.
No voy a hacerles spoiler hoy tampoco, pero sí contarles las actuaciones –excelentes— de los citados y de Woody Harrelson en el papel del asesor de Nixon, Moe Berkus, que ideó un aterrizaje falso en la Luna –era en tierra— por si fallaba el de la Luna. Había que engañar a los rusos, que todavía sostienen que los Estados Unidos nunca tocaron la Luna. Todo es cuestión de propaganda en este mundo. La que falló (en la película) fue la toma falsa, porque un gato negro se metió en la grabación, supuestamente transmitida en directo, –digo supuestamente porque no era así— y la fastidió.
Es una comedia-drama muy bien ambientada en el final de los sesenta, con una actuación más que notable de la actriz Anna García, en el papel de Ruby Martin, la ayudante de la protagonista en su trabajo de promocionar el programa de la NASA. Me encantó la peli, muy típicamente americana, ya digo que con una historia ingeniosa detrás y alusiones a lo tramposo que era el presidente Nixon, cosa que ya lo sabíamos, capaz de mentir incluso más que Pedro Sánchez a los ciudadanos de su país, aunque eso sería realmente difícil. Está en el canal Apple de Movistar y distribuida por Sony. Costó unos 200 millones de dólares y ya ha recaudado alrededor de 50 millones, lo cual augura –se estrenó el pasado verano en cines— un éxito económico. Recomiendo la peli, antes de meterme con las compras compulsivas de estos días previos al de Reyes. La gente se ha vuelto loca –no es nuevo–, los comercios liquidan sus últimos artículos, uno no encuentra casi nada y es absurdo que se compre tanto ahora cuando resulta que el día 7 comenzarán las rebajas, en las que se podrán adquirir los mismos artículos, pero mucho más baratos. Y está el frío, que ha hecho acto de presencia tras la última nevada y que baja de ese Teide a todos los pueblos de la isla.
Ya los turistas los veo más abrigaditos y menos metidos en el mar, aunque algunos siguen vulnerando la prohibición de hacerlo en Playa Jardín. Me envía Juan Rumeu una foto de ayer, o anteayer, con la playa de nuevo llena de gente, que desoye la recomendación de no meterse en el agua porque puede contraer gravísimas infecciones que le podrían causar, incluso, la muerte. En fin, yo estoy cansado de decirlo y a lo mejor lo que voy a hacer es no repetirlo más veces, para no convertirme en un papanatas. Si es que no lo soy ya.
