

No es que tenga datos que a ustedes les puedan servir como prueba, sólo son sensaciones. Y me da que en la Diputación del Común hay un pequeño lío. Quiero decir que las relaciones entre la Lola (Padrón) y el ex senador y su adjunto primero, Antonio Alarcó, no son las más cordiales. No he hablado de esto con Antonio, que es muy reservado para sus cosas, pero huelo –olfato de viejo sabueso— una cierta incomodidad entre ellos, ella izquierdona, él derechón. Ustedes saben que en esta sección no se da puntada sin hilo y que lo que aquí se dice va a misa, pero, claro, yo no debería trasladarles a ustedes datos concretos para no alimentar la hoguera. Así que sólo hablo de sensaciones y me callo lo que sé, que estoy en mi derecho, como ustedes están en el suyo de no leerme y de mandarme al carajo. Este país otra cosa no será, pero divertido sí que se ha puesto con Sánchez. Siempre hay algo que contar.

No se libra la monarquía, que es humana y dicen que, allende los mares, un fotógrafo audaz captó la escena de un pico que se dieron Leonor, infanta de España, princesa de Asturias, con otro infante (pero cadete del “Elcano”), llenos de amor. Oiga, yo me alegro mucho de que la niña sea y haga lo normal de su edad, que se enamore, que se desenamore y que sufra lo menos posible en estos lances del corazón. En Esta España que ya no es morganática ni nada, o sea, que Felipe se casó con Letizia, que era plebeya, y no pasó nada, Leonor se puede enrollar con un cadete, que alguna vez será capitán de Navío o almirante de la Armada, y tampoco pasará nada. Que el valor se le supone, como dice en mi cartilla militar, a costa de no tener ocasión de demostrar mi valor. El pico aparecerá pronto en las revistas que quedan a pesar de que los escoltas le pidieron la tarjeta de la cámara al fotógrafo, que tuvo la precaución de meterse otra en el calcetín, que es un sitio donde nunca registran los escoltas, porque no llegan tan abajo.

Malas horas para el fiscal Ortiz, porque el registro de su despacho por la UCO fue absolutamente legal, tras haber emitido su opinión la Sala de Apelación del Tribunal Supremo. Ya lo contará –supongo— Juan Inurria en su artículo del lunes. Y, si no, pues ya lo tienen ustedes aquí. Si Ortiz fuera el dueño de un circo, un proponer el de Ángel Cristo, o el Toti, le crecerían los enanos. Ya no se debería decir enanos, sino individuos alterados por un defecto genético, o algo así, porque te puede caer encima el mundo woke, que es una losa. Yo conozco enanos varios, o a punto de serlo, pero no los nombro porque ya ha habido muchos en la Corte española, de bufones, y también los hay en el régimen de Sánchez y en las tertulias de televisión y en otros medios. Me callo ya. Y paso a hablar de un nuevo chalet que se ha comprado Zapatero, dicen que por el módico precio de 600.000 euros, pero que vale el doble. Y otro su hija, una de las góticas.

¿De dónde sacan los cuartos, coño, cuando yo espero mi pensión como agua de mayo y estos privilegiados haciendo caja? Zapatero tiene una casa en León, dos en Madrid y otra en Famara (Lanzarote), según lo que circula por ahí. Está el tío, con esa cara de bobo que tiene, forrado. Así que la Agencia Tributaria que me perdone a mí lo que dice que le debo y que coloque sus zarpas tenebrosas sobre el culo de ZP y averigüe de dónde sale tal patrimonio. Que todos somos hijitos de Dios. Ahora se ha ido a Suiza, a negociar con Puchi, en nombre de Sánchez la cuestión de confianza. Sánchez tendrá que aceptar o dar a cambio cualquier cosa: por ejemplo, las fronteras a los Mossos. Todo eso se vendrá abajo cuando cambie el régimen pero, de momento, los negociadores se divierten. Y Zapatero triunfando y parecía que nadie lo quería contratar para dar conferencias cuando dejó de ser presidente. Yo siempre digo que no hay que subestimar a nadie. Ni a los más tontos, en apariencia.





