Martillo pilón

Si Trump fuera canario habría bautizado su ataque a Irán como “operación martillo pilón”. Pero no lo es. Los americanos, en la llamada “operación martillo de medianoche”, han arrojado 14 bombas de 13.000 kilos de peso sobre tres factorías nucleares subterráneas de enriquecimiento de uranio en Irán. Las han destruido. De nada vale que la propaganda iraní diga ahora que el uranio no estaba allí. Sí que estaba y esto lo saben el Mosad y la CIA, que han actuado conjuntamente y que siguen trabajando sobre el terreno. Puede que Irán recurra al terrorismo para golpear a los Estados Unidos, aunque lo tiene muy crudo. Irán tiene un régimen retrógrado y loco que no puede subsistir. Es preciso lograr un cambio y que el país alcance la democracia y la libertad. Los derechos de las mujeres están aplastados, mandan unos curas analfabetos y locos desde que aquel iluminado de Jomeini usurpó el Irán del sha, con el que Persia vivía mejor, pero que tampoco era el modelo de país equilibrado y justo que merece. Ahora todo puede cambiar, aunque Trump haya dicho que lo que él pretende es que Irán no tenga fuerza nuclear, pero no precisamente un cambio de régimen. Irán financia el terrorismo en Oriente Medio, financia a Hamás y financia a Hizbolá con sus ventas de petróleo. Como represalia por este ataque sólo le queda cerrar el estrecho de Ormuz, cuyo punto más crítico, de costa a costa, tiene sólo 33 kilómetros. Pero entonces habrá guerra y, hoy por hoy, Israel y Estados Unidos, juntos, en Oriente Medio, no tienen rivales. Entonces sí que habrá un cambio de régimen por las bravas en Irán y la paz puede regresar antes de lo que los dirigentes iraníes quisieran. El régimen de los ayatolás está más acabado que el régimen de Sánchez en España. Sólo hace falta un empujoncito. Esperen a mañana y recuperaremos la actualidad en nuestro país, aunque Sánchez haya conseguido con Rutte bajar la participación económica de España a la OTAN a la mitad. Trump no ha opinado, veremos cuando diga una de las suyas. Así que no lo den por firmado. Seguimos hablando.