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En momentos muy dolorosos de mi vida me he visto obligado a sentarme a escribir, aún sin ningunas ganas. Me doy cuenta ahora de que tengo tremendamente acentuada la glándula del cumplimiento del deber, relajada la del ocio y muy activa la del sufrimiento. Hoy pagaría por no plantarme ante el ordenador, cuando veo que un equipo como el Real Madrid, mi equipo, vaga por el campo hecho unos zorros y que otro once que no ha dado una en los seis partidos que se han jugado en la Liga, lo humilla y lo destroza. Pero he de despachar el puto folio. Cuando escribo llego a dos conclusiones: Xabi Alonso no es el entrenador que necesita el Real Madrid, la primera; y la segunda que un equipo de chiquillos nunca le ganará a un equipo de hombres. Hay que añadir que el Real Madrid tiene un gravísimo problema con los árbitros, esa banda que azota al fútbol español: no tragan al equipo que preside Florentino Pérez. A mí la derrota del Madrid de ayer me costó la cama, una larga siesta, y eso que me lo olía y no vi en directo el partido. Me fui a la Sidrería Asturias a comer y consultaba el resultado con el móvil. Ayer, el Real Madrid perdió la Liga y la credibilidad y recibió la misma manita que siempre le mete el F.C. Barcelona en sus mejores temporadas. Ni más ni menos. No vale la excusa del árbitro: es muy malo y posiblemente atlético, pero cuando un equipo se impone al otro claramente no hay árbitro en el mundo que pueda impedirlo. Simeone es un entrenador; Xabi Alonso es un aprendiz. El Atlético tiene lo que hay que tener, el Madrid no es otra cosa que una caricatura de equipo –luego he visto el partido en diferido–. Florentino Pérez y José Ángel Sánchez tienen un grave problema con este plantel, que ha costado muchos millones. Y que no da la talla, porque incluso un equipo de bajitos como es el Atlético (excluyo a Sorloth y a Le Normand) le hace goles por alto. Hace seis partidos que vengo diciendo que el Madrid no juega de cabeza. No gana un duelo por alto y ayer tampoco. Al margen de decisiones arbitrales, de una pájara por partido y de una catástrofe futbolística, el Madrid no ganará este año –dure lo que dure Xabi Alonso en el banquillo— una sola competición. Lo demostró en el Mundial de Clubes y lo confirmó anoche ante el mediocre Atlético de Madrid, comprado ahora por un fondo americano. Que les aproveche.
