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lunes, 1 diciembre,2025

Los marroquíes

No voy a ser yo, como un antiguo amigo mío, que habla muy mal, y que a los marroquíes los llama “marroquines” y a los inquilinos, “alquilinos”. No le falta razón en esta última y personalísima acepción, porque, de alquilar, es más lógico utilizar “alquilino” que inquilino, que es la voz correcta. Son los misterios insondables de la Academia y los no menos insondables e iletrados de mi antiguo y gordo amigo –no le hablo desde hace casi dos años–. Ni lo volveré a hacer, por animal. Sabido es que el moro Mohamed VI lo sabe todo de Pedro Sánchez. Por eso, Sánchez le “entregó” al moro el Sahara, por segunda vez, y le entregaría lo que fuera, porque todo el mundo dice que Mohamed y sus servicios secretos espiaron a Sánchez con el sistema Pegasus y con la entusiasta colaboración del Estado de Israel. Es lógico. Israel tiene cruzado a Sánchez y no le faltan motivos. Parece que en el lote entran las andanzas de la Bego, así que Sánchez está cogido por todas partes, según se dice por ahí, porque yo, pobre periodista de provincias, constancia no tengo. Sí sé que el Consulado de Marruecos en Las Palmas tiene un censo de periodistas afines y otro de periodistas díscolos. Imagino en la lista en la que figuro, o merezco estar. En fin, no hace falta acudir a Pegasus para saber que Sánchez, que todavía anda por La Moncloa dando el coñazo, mantiene a nuestra costa a 1.289 asesores y que ha nombrado a dedo a 11.772 funcionarios que trabajan para él o para sus colaboradores. Tampoco hace falta decir que los extranjeros acogidos en España delinquen más de 2,5 veces que los españoles, luego es mentira lo que aseguran los ministros y las ministras de Sánchez, que cuando es un moro el que tira la puñalada se callan, se meten la lengua donde les cabe y no dicen ni pío. Casi nadie ha comentado todavía que el presunto agresor de una joven en La Isleta, a la que quemó viva, es un moro de 20 años con orden de expulsión y que la víctima es una joven de Las Palmas, menor de edad. Haya sido lo que haya sido –homicidio, asesinato, accidente, lo que sea—, de por medio hay un marroquí que no tenía que estar en España, sino repatriado. Y que no se había cumplido la orden de expulsión. Y que la víctima es una chica española, para más inri menor de 18 años, que agoniza en la unidad de quemados de Toledo, en este momento. Parece que hay miedo a denunciar a los extranjeros que cometen crímenes y también pánico a decir en los periódicos que los agresores son extranjeros, procedan de donde procedan. Es un dato periodístico y hay que darlo. Que la gente lo sepa. Tampoco es bueno falsear las estadísticas a la conveniencia del Gobierno. Y es muy, pero que muy mala táctica, engañar a la población. Y, además, por nada te amenazan con el famoso y a veces estúpido delito de odio. Odio el de los que apuñalan, no el de sus víctimas, ni tampoco el de los que, por obligación y en defensa de la libertad de expresión, debemos ser notarios de la información veraz. Lo demás son pamplinas.

Andrés Chaves
Andrés Chaves
Periodista por la EOP de la Universidad de La Laguna, licenciado y doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, ex presidente de la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife, ex vicepresidente de la FAPE, fundador de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna y su primer profesor y profesor honorífico de la Complutense. Es miembro del Instituto de Estudios Canarios y de la National Geographic Society.

1 COMENTARIO

  1. Eso, que usted dice, lo llevo pensando y diciendo desde hace mucho tiempo. También los casos de violencia de género. Hace años que, en la prensa, no se dice la nacionalidad o nacionalidades de los implicados porque, una gran parte, son extranjeros; aunque lleven muchos años residiendo en España, son extranjeros (sudamericanos, árabes, europeos, etc.).

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