Atenas (Redacción y Agencias).- 10.000 personas han huido de Santorini, la isla turística griega situada a 60 millas náuticas frente a Creta, por riesgo a que los movimientos sísmicos de origen tectónico –no volcánico— desemboquen en un tsunami, que llegue a los puntos más altos de la isla.
En este momento no es temporada turística en el Mediterráneo, afortunadamente, con lo que en la isla vivían, entre residentes, empleados y turistas, unas 16.000 personas. La pasada noche, entre las 12 y las 9 de la mañana, se produjeron 62 terremotos, seis de los cuales superaron el grado 4 en la escala de Richter.

Los sismos se producen por choques de la placa euroasiática y la africana, según explicó el meteorólogo español Francisco Cacho, hoy en televisión. En un principio se pensó en la erupción de algún volcán, pero esta teoría ha quedado al parecer descartada. Santorini tiene una altura máxima de unos 567 metros sobre el nivel del mar.
A la isla han llegado científicos de todo el mundo, para estudiar el enjambre sísmico producido en los últimos días. Estos científicos coinciden en indicar la procedencia tectónica de los movimientos, pero ni descartan ni aseguran que se produzca el temido tsunami, que podría destruir las infraestructuras turísticas de la costa y producir la pérdida de vidas humanas.
Las autoridades griegas han destacado en Santorini fuerzas militares y policiales para garantizar la seguridad de las personas que se queden en la isla y evitar posibles actos de pillaje. Este pequeño archipiélago de Santorini, también llamada Thira, como su ciudad principal, es de origen volcánico, por eso se especulaba con que el enjambre sísmico fuera el anuncio de una erupción, pero finalmente ha sido descartada esta hipótesis.

Las islas de Santorini y Mikonos, separadas por unos 150 kilómetros, son dos de las más turísticas del Mediterráneo, junto a Creta, cuya capital, La Canea, vio nacer a la famosa cantante Nana Moskouri. Cada año las visitan miles de turistas que se alojan en lujosos hoteles, muy modernos.
Los movimientos persisten y, con ello, la preocupación de quienes se han quedado en la isla, muy bien comunicada con las demás islas griegas a través de modernos ferris. Santorini posee un modesto aeropuerto internacional, cuyo terminal es un no menos modesto galpón, aeropuerto que de momento permanece operativo.





