Se celebró una nueva edición de los premios Goya, a lo mejor la última gala “no woke”, en Granada. No pudo faltar Miguel Ríos. Yo el discurso de Richard Gere no lo entendí, no porque lo haya pronunciado en inglés y tampoco lo haya cogido del todo, sino que fue un puro disparate. Pero como era un alegato izquierdoso y anti trumpista todo el mundo aplaudió a rabiar, incluso los que no sabían inglés. Una catalana secundaria lanzó una soflama sobre la vivienda y algunos pidieron cobijo para los inmigrantes. Cojonudo, que los alberguen en sus casas, como debe ser y es de caridad cristiana. O que constituyan, con su dinero, una institución que los acoja, como también es caridad cristiana. Con mi pensión no me da. Se vio que lo del premio a Gere fue aprovechando que se casó con una gallega y que ahora vive en España; es decir, un premio a la carta. Y Banderas se vio en el compromiso de presentarlo y de entregarlo porque son muy amigos. Me parece bien, Richard lo bordó en “Pretty Woman” y en “Oficial y caballero” y está forrado, vendió su casa de Los Ángeles y ahora reside en España y no sabe ni papa de español. Ellos tardan en aprender nuestro idioma, recuerden que Bush hijo llamaba a Aznar, Answar. Un disparate. En cuanto a la elegancia de las señoras, algunas muy bien, como Aitana, que recibió el Goya de Honor, y otras desarrapadas, como una que llevaba un traje de noche y unos tenis baratos. Aquí en España hace tiempo que triunfa lo estrafalario y como casi todas las actrices son muy bajitas, pues no molan. Ahí el crack es Fernando Méndez Leite, el presidente de la Academia de Cine, al que me da que todo le da igual y que viene de vuelta. Su discurso me pareció espléndido, mucho mejor que los que pronuncia Pepe el Comegambas, líder de la UGT. Estaban allí Sánchez y sus dos vestales consagradas a él, la de Hacienda y la Tucán gallega. Y el de Cultura, que me da que es un zángano. Sánchez llevaba la pulserita esa que probablemente le hizo Begoña, pero ella no asistió. Sí acudió a la gala la elegante esposa de Moreno, el presidente andaluz, con su marido. Ella se llama Manuela Villena y era la más elegante de la reunión, a mi modo de ver, que yo no soy un cronista social más que a media pensión. A mí “El 47” me parece una buena película, equilibrada y bien ambientada, con un excelente actor, Eduard Fernández, cuyo premio al mejor actor le entregó su propia hija. Bien su discurso, correcto, lleno de agradecimientos. Algunos y algunas parecían vestidos por sus peores enemigos y los mítines no deberían ser para los Goya. Trump no durmió esa noche por todos los que se acordaron de él. Le pitaba la oreja buena y la otra. Lo mismo que cuando el Ayuntamiento de La Laguna mandó aquel telegrama a Breznev, felicitándolo por el aniversario de la revolución bolchevique. Cuentan que el de las cejas pobladas se echó a llorar y no paró hasta el amanecer, arrancándoselas. Todavía hay pelos de las cejas de Breznev en los bolsillos de la chaqueta de pana de Benjamín. Los Goya en Granada pasaron con más pena que gloria, pero, bueno, siempre supone una ceremonia entretenida. A pesar del felón, que tendrá que pasar por un juzgado de Madrid para reconciliarse –o no— con el novio de Ayuso. Ay.
martes, 2 diciembre,2025





