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El domingo cumplió 90 años Elfidio Alonso Quintero, un gran periodista, un gran folclorista, compositor, político, un hombre polifacético. No tuve suerte, lo llamé para felicitarle pero no pude hablar con él. Estaba, me contaron, de fiesta en su casa con sus familiares y con sus amigos, porque no todos los días cumple uno 90 años. Fundador de Los Sabandeños, redactor-jefe de El Día, alcalde de La Laguna, dirigente de Coalición Canaria y de otros partidos en el pasado, un excelente jugador de baloncesto, un estudioso del folclore canario y latinoamericano, si hay un ser polifacético en este mundo, este es Elfidio Alonso. Su padre, periodista y médico, fue director del ABC republicano, tuve el honor de conocerlo y de tratarlo y considero a su hijo Elfidio un gran amigo y un hombre comprometido con su tierra hasta límites muy significativos. Fundó también el Museo de Los Sabandeños, en La Laguna, que tiene sus puertas abiertas para celebrar los éxitos del famoso conjunto, que ha editado tropecientos discos –para mí, el mejor, “A la luz de la luna”— y tuve el honor de presentar uno de ellos, en El Corte Inglés, hace ya algunos años. Para mí, ya todo hace algunos años. El museo alberga la biblioteca de la profesora María Rosa Alonso, a quien tuve el honor de tratar también y de quien recibí algún que otro inmerecido elogio. También he asistido a actuaciones del grupo en varios lugares de España y del extranjero. He tenido esa suerte. Elfidio fue un excelente periodista, versátil, escribía de baloncesto y de política internacional, tocaba todos los palos. Y, además, muy bien. Me parece que ganó el premio Pérez Armas con “El giro real”, una novela de éxito. Y ha sido capaz de mantener viva la llama del conjunto musical nacido en la vieja finca Sabanda, del barón de Ayala –barón de pega, porque don José Peraza no era barón sino varón, de macho–, y también de nobleza aunque sin título. En fin, dichosos los 90 años de Elfidio, le deseo que cumpla muchos más y, sobre todo, con esa cabeza en su sitio, en plena lucidez, en plena producción, porque no para, y sentado o de pie, según le dé, sigue acompañando a Los Sabandeños donde quiera que van. Tiene un aguante que no se lo salta nadie y, caminando o en la silla de ruedas, que para eso la inventaron, se recorre La Laguna cuando le da la gana y no abandona la ciudad, vive ahora junto a la catedral, para no perder la referencia del centro. Buena entrevista la que le hizo el otro día Juanito Cruz, en la que el periodista portuense captó la esencia –son viejos amigos— del cumpleañero compañero. En fin, felicidades, amigo, y a seguir adelante con esa fuerza que tienes, que es la envidia de todos los que te conocen. Y es mucha gente la que te conoce. Cambio de tercio: ayer se movilizó policía y servicios médicos para salvar a un hombre de 79 años –no tengo más datos— que sufrió un infarto cuando al parecer tomaba un baño en el muelle pesquero portuense. Parece ser que se encontraba en estado crítico cuando los médicos lograron estabilizarlo. Dos ambulancias medicalizadas y varias dotaciones de la Policía Nacional y de la Policía Local se desplazaron a toda prisa hasta el lugar donde sufrió el infarto este señor, que parece, repito, que estaba tomando un baño y casi se ahoga. Actuaron muy rápidamente.

El Puerto de la Cruz está lleno de un turismo muy joven. Los hoteles se encuentran al borde del lleno total. No sé si los precios serán de mucha rentabilidad, todo hace pensar que sí. Se están abriendo nuevos comercios y la ciudad tiene otra cara, como se dice en alguna parte. Con la apertura, supongamos que en septiembre, del Hotel Taoro, el Puerto va a tomar una dimensión enorme. Por cierto, ustedes tienen en otro lugar de esta página de inicio de El Burgado la noticia de que ha sido multado el Loro Parque con 250.000 euros por la Agencia de Protección de Datos. Esa cantidad es calderilla para Kiessling, pero parece que el Loro Parque pudo vulnerar la ley de Protección de Datos.

El Loro Parque, multado por la Agencia de Protección de Datos.
En fin, que hay que tener cuidado, por si las moscas, que no está el horno para bollos con el afán recaudatorio que existe hoy en España. A recurrir tocan. Y eso.