La teniente fiscal del Tribunal Supremo, Ángeles Sánchez Conde, se ha dirigido a la Sala de Apelación del Alto Tribunal para pedir que se exonere a su jefe, el fiscal general del Estado, García Ortiz, y a su compañera la fiscal de Madrid, Pilar Rodríguez, sin usar el otro camino que permite la ley: dirigir su recurso al magistrado instructor, el señor Hurtado, para que revise sus propios actos. O la teniente fiscal quiere ganar tiempo o sabe que el instructor difícilmente cambiaría de opinión. Es de las pocas veces que, en España, la fiscalía está con el imputado porque casi siempre se pone de la otra parte. Y, si no, consulten las estadísticas. En todo caso, el papel de la fiscalía es claro: la defensa de la legalidad y de ahí no se debería mover nunca. Veremos cuánto tarda la Sala de Apelación del alto tribunal en emitir su veredicto y si hay unanimidad en el mismo; es muy interesante esta espera y mucho más la resolución. Nunca un fiscal general había sido investigado en España y defendido por una inferior en el escalafón, así que la situación es nueva. Pero la misma situación, por lo rara, ha conducido a esto. No quiero ponerme en la piel de los cinco magistrados de la Sala de Apelación, porque creo que son cinco, que deben tomar una decisión por mayoría o por unanimidad. Veremos a ver cuál es el camino de García Ortiz y de su compañera, si el del banquillo o el de la exoneración. De momento siguen, él y Pilar Rodríguez, en situación de investigados y esta última con pérdida de empleo y sueldo, no sé si ahora o cuando se pronuncie la Sala de Apelación, si lo hace en términos desfavorables. García Ortiz, como su nombramiento es político, se libra de esta suspensión. Tiene suerte el tío.
lunes, 1 diciembre,2025





