

Apple ha diseñado una jugada genial para importar móviles a los Estados Unidos, fabricados en la India, y componentes para los mismos, antes de que entraran en vigor las medidas arancelarias de Trump con aplicación a países de Oriente. Nada menos que cinco aviones Boeing 747 repletos de aparatos fabricados en la India –que es donde habitualmente produce sus terminales móviles Apple— y de otros componentes de la marca aterrizaron en aeropuertos norteamericanos, antes de la entrada en vigor de las medidas impuestas, que al parecer han sido aplazadas, y abastecieron a todos los almacenes de la marca para el mercado de aquel país. Unos 9.000 millones de dólares factura la India y algún que otro país en telefonía móvil por aparatos destinados al mercado norteamericano. Hubiera sido una catástrofe para Apple el alza de los precios. Un Iphone 16 Pro, por ejemplo, se vende en USA en 1.100 dólares, en su versión de 256 GB, por cierto más barato que en España un rato. El coste de producción de este aparato está en alrededor de 580 dólares la unidad, con un beneficio para la marca de alrededor de 520 dólares, sin contar los costes de publicidad y otros menores que hay que aplicar a cada unidad vendida. La llegada a los Estados Unidos de los aparatos fabricados en India provocará que la marca no se resienta con los aranceles y que no se vea obligada a aumentar el precio de cada terminal, que iba a encarecerse, al menos, en 300 dólares. Voy con otra cosa. El retrasado de Sánchez la tomó meona con el prior del Valle de los Caídos, él y Bolaños, padre

Santiago Cantera, uno de los clérigos que, a lo largo de los años, sustituyeron al famoso abad mitrado de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, fray Justo Pérez de Urbel. Al final, cumplido su mandato, el abad del monasterio benedictino, el padre Cantera, dio todo un ejemplo y renunció al cargo, retirándose a orar a un monasterio de la orden cuya ubicación no se ha revelado para que nadie lo moleste. Fue acusado de franquista por el régimen comunista de Sánchez, que pretende a toda costa cargarse un monumento como es el Valle de los Caídos, haya simbolizado lo que simbolizara. Sobre todo, porque con el paso del tiempo y la ausencia de odios que consiguió la bendita Transición, lograda la paz y la concordia entre los españoles enfrentados hace cien años, casi, en una guerra civil que Sánchez y su tropa no quieren olvidar, el Valle de los Caídos era de todos. Fíjense los datos: la cruz tiene cinco veces las dimensiones del Cristo del Corcovado, en Río de Janeiro, hasta donde yo subí en cierta ocasión. Tiene 152 metros de altura, la mayor del mundo. Es 60 veces más alta que la Estatua de la Libertad. Y la Basílica, en la que caben para el culto 800 personas, es la más grande del mundo, con 262 metros de largo. En ella estaba sepultado Franco, que fue trasladado en helicóptero, al cementerio de El Pardo. Me parece bien que lo hayan sacado de allí, porque tampoco se trataba de homenajear a nadie y menos a Franco. Pero lo que han conseguido el torpe de Sánchez y su tropa acólita ha sido que se produzcan colas kilométricas para asistir a las misas de los domingos, que se compren más recuerdos del Valle que nunca, que la gente –incluso muchos turistas— muestren una inusitada curiosidad por Cuelgamuros y que la comunidad benedictina permanezca en el monasterio y supongo que regente la hospedería y conserve la biblioteca, preciosa, que alberga más de 20.000 volúmenes. El osario, en el que se mezclan restos de españoles de los dos bandos, se hallaba en malas condiciones, a causa de la humedad y la falta de conservación por parte de Patrimonio Nacional. Muchas cajas funerarias habían reventado por el efecto de las malas condiciones de conservación y se habían mezclado los restos, así que todo lo que se haga por ordenarlos será bueno. Pero la obsesión enfermiza de Sánchez por el Valle de los Caídos es comparable a la que tienen algunos con el monumento a Franco de Santa Cruz, que debe permanecer donde está, rebautizado si quieren, porque es una obra del gran Juan de Ávalos y Taborda, que sería franquista pero es un escultor universal, lo quieran o no los torpes de Sánchez y Bolaños. Sánchez odia a Franco, pero le pone coronas de flores en Vietnam a Ho-Chi-Min, uno de los grandes asesinos de la historia. A lado de Ho-Chi-Min, Franco era un santo. Bueno, más o menos. Vaya tipo el Sánchez este, que se nos ha vuelto comunista del todo. Se viró el tipo.

Y ahora regreso a Tenerife. Ha sido presentado en Cajasiete un avance del documental, aún por estrenar, sobre la tinerfeña Clemencia Hardisson, dirigido por Raúl Jiménez. En Cajasiete, Raúl y José Francisco López se reunieron con responsables de la entidad, Alba, Mauro, David y Almudena Méndez, responsable de Comunicación y Marketing de la entidad. Le presentaron una pequeña muestra del documental, supongo que buscando financiación para la realización del mismo, que está muy avanzada. En eso es un artista José Francisco López, un gran relaciones públicas, además de historiador y estudioso de la vida de Clemencia Hardisson. Y por hoy termino, que ya está bien.





