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Bueno, pues la fiesta de los Medina-Palliser, en Lanzarote, cerró el veraneo oficial. Había más gente que nunca en la casa de Yaiza de Loli Palliser, donde todos comieron y bebieron muy bien y con buena música. Interpretó dos canciones, dentro del género del bel canto, la soprano tinerfeña Carmen Acosta, que fue “condecorada” con la medalla de la fiesta, lo mismo que el presidente del equipo femenino de primera división, Sergio Batista. No sé si el equipo se llama Granadilla, Tenerife, Adeje o cómo, porque cada año cambia de nombre, pero da gusto verlo jugar. Estaba también el directivo de este equipo, Julio Luis Pérez Alonso. Y sus mujeres.

No faltaron a la cita Paulino Rivero y su esposa, Ángela Mena. No sé cómo le habrá sentado a Paulino la venta de la Naviera Armas, donde trabaja o trabajaba, a un empresario marroquí afincado en Valencia y nacionalizado español, aunque los marroquíes nunca dejan de serlo. Tampoco faltó a su cita anual el alcalde de Tías, muy amigo de la familia Medina-Palliser, con su mujer, que creo que es farmacéutica. Destacada la presencia del cirujano plástico Antonio García-Cáceres, a quien entrevisté recientemente para el Diario de Avisos, que pasa unos días en Lanzarote con su familia. José Fernando Cabrera, industrial hotelero destacado en el sur de Tenerife, y su esposa, Maña Losada, también destacaban entre la concurrencia. Lo mismo que el empresario del sector de los coches de alquiler, Antonio Cabral, con su esposa, Beatriz de las Casas.

Por supuesto que allí estaba el catedrático de cirugía y doctor en Periodismo y Sociología –y próximo en Filosofía– Antonio Alarcó, adjunto primero al diputado del común, con su mujer, María Ángeles, médicos los dos, que tienen una casa preciosa en Lanzarote, y viñas, aunque me dice Antonio que este año ha estado fatal la cosecha de uva, por culpa de esa enfermedad, de cuyo nombre siempre me olvido. Antonio vende su cosecha a Bodegas El Grifo, uno de cuyos dos propietarios, Fermín Otamendi, también asistió al evento. Invitada de honor fue Pilar del Río, viuda del fallecido premio Nobel, José Saramago, quien como saben ustedes pasaba larguísimas temporadas en Lanzarote y tiene casa en la isla. Casa que heredó su viuda, claro; y vive allí. También asistió a la fiesta el juez Adalberto de la Cruz, tinerfeño, pero con ejercicio profesional en Lanzarote.

Mucho traje veraniego, aunque la noche estaba fresquita y las señoras tuvieron la precaución de llevar alguna rebequita ligera, tipo verano lagunero, un suponer. Esta es una crónica de urgencia, fresca, así que no me vayan a pedir mucho detalle, ni tampoco una prosa primorosa. Loli repartió regalos entre algunos de los asistentes. Se trata de una reunión social muy original, a la que no faltó su hija, Lolita Tomé Palliser, abogada como su madre. El esposo de Loli, Manolo Medina, exdiputado europeo y catedrático de Derecho Constitucional, muy saludador y dialogante, como siempre, va camino de sus espléndidos 90 años, que creo que va a cumplir el próximo mes de diciembre. Loli me parece que tiene mi edad, 78, año más, año menos. Será difícil documentarlo, yo lo he intentado. En todo caso, una gran persona, una mujer luchadora y valiente, que lo intentó en el terreno de la empresa turística y que ahora tiene un despacho profesional en el campo del Derecho. Su fiesta ya digo que marca el final del verano y que es todo un acontecimiento social en Lanzarote, una isla cada vez más de moda y no precisamente porque los Sánchez hayan “okupado” el palacete costero de La Mareta. En fin, esta es la pequeña crónica del evento. Ahora, cada uno para su casa, que agosto ya agoniza y termina esta semana, el domingo 31. En la fiesta de los Medina-Palliser caben todos y no se habla de política, en lo posible. Como debe ser. Menos mal que no se le ocurrió a Loli invitar a los Sánchez, porque le hubieran estropeado su alegría. Y, además, están ahora en Andorra, esquiando en agosto sobre tierra. Ni a Zapatero, porque igual le habría llevado a Maduro para alegrarle al sátrapa sus horas bajas.