La derecha

La derecha tiene en sus manos cambiar la terrible realidad española. Ahora bien, si la derecha se raja y se divide, la izquierda socialista española, que fue la primera responsable de la guerra civil, de la pérdida de las libertades que conquistó la II República y del retraso español, pues estará otros cuatro años en el poder, a partir de las elecciones. Sánchez está acabado, pero a nadie puede extrañar, a estas alturas, su capacidad de resistencia. Está acabado, pero no sepultado en el abismo, porque las encuestas –excepto la de Tezanos, claro— le dan muy malos resultados, pero no existe un desplome como tal, sólo un bajón apreciable. Ha sido muy inteligente colonizando instituciones, todo lo tontorrón que fue Rajoy –un mediocre— colocando en puestos clave a Soraya y a Montoro, dos inútiles con muy mala leche. Una no supo lidiar a Cataluña y el otro arruinó a los españoles, mientras él lideraba una sicav y un despacho de tráfico de influencias. Hablando de corrupción, con Rajoy la hubo y no sólo por lo de Bárcenas, que era el chocolate del loro. Con Rajoy hubo corrupción y mucha torpeza. España es un país de enormes torpes y el último líder de la derecha fue Aznar, que hizo del nuestro un país importante. Luego se dedicó a hablar español con acento inglés y se echó a perder, lo mismo que su mujer con aquello del café con leche. ¿Por qué soy yo de derechas? Pues no lo sé, por dinero no, porque soy más pobre que las ratas, vivo de una pensión miserable después de estar trabajando durante 55 años en una profesión de mierda como es ésta. Sin pies ni cabeza, eso sí, poblada por robaperas y desgraciados e iletrados. No me darán jamás el Cavia, ni el premio Canarias, ni una mierda, que se los metan todos por el culo. Como decía Ortega Cano, medio cargado, en aquella entrevista memorable: “Déjenme en paz, déjenme vivirrrrr…”. Pues eso, espero que el día 8 la derecha timorata y gandula se anime y acuda a la manifestación de Madrid que tiene un único objetivo: que el portero de discoteca del traje azulón se mande a mudar. Y su mujer y su hermano también. Que vuelvan al negocio de las saunas gay de don Sabiniano, paz descanse.