España es una sauna

Mientras España entera habla de las saunas, hasta Tezanos pone al PSOE en estado de derribo y en Europa se cuentan la corrupción en este país y las andanzas de las putas y los sarasas de la España cañí. La pareja Sánchez–Gómez se ha ido a la finca estatal de Quintos de Mora, en Toledo, a pasarse el fin de semana. Estos siguen chupando del bote. ¿Saben ustedes a cuántas personas y medios hay que movilizar para la escapada de un fin de semana de un presidente acabado y de su mujer?: un helicóptero militar, sus pilotos, los controladores aéreos, los mecánicos del autogiro, los guardias civiles que refuerzan la vigilancia de la finca, los escoltas, los camareros y cocineros que le prestan servicio. Pues pueden ser más de medio centenar. ¿Saben ustedes quién paga todo esto? Nosotros. Hasta las bicicletas mountain bike que utiliza la parejita para su solaz. Porque esto no es como Dinamarca, donde el presidente o presidenta se va en un coche con un chófer y otro coche de escolta detrás, con dos agentes, a su palacete de verano. Sánchez lleva caravana cuando va por tierra y una escolta desmesurada –porque es un miedoso— cuando pasa unos días en Quintos de Mora, en La Mareta o en cualquier lugar de Patrimonio Nacional que le guste. Pero, bueno, yo lo que les decía es que estoy harto de las saunas de Sabiniano, de los sobres de Begoña para las señoritas y de oír a los periodistas de un lado descubrir nuevos secretos de esos locales, amén de las declaraciones de los espontáneos, que ahora salen de debajo de las piedras. España es una sauna gigante, una sauna de la que ya habla toda Europa, hasta el Times de Londres, que habitualmente no trata sino de cosas serias. No sé hasta cuándo va a durar esta tortura china, pero si hasta Tezanos ha tirado la toalla, se intuye que Sánchez, que ha perdido quince kilos, está en las últimas como presidente. Aunque, la verdad, yo soy muy malo haciendo pronósticos, así que no me hagan mucho caso y consulten a otro zahorí. Desde luego, el deterioro físico del presidente es evidente, mucho más que el de su mujer que se ve que tiene la cara todavía más dura que el propio Sánchez. Esta pareja nos está sacando de quicio a todos, aunque todavía le quedan cantores, bien subvencionados, en las televisiones españolas. Qué país.