Garrido won

Garrido se ha traído a Óscar Cano como entrenador del Tete. Una sola temporada de contrato. Se ve que Garrido no pretende ascender, porque ni tiene entrenador adecuado ni tampoco tiene, por el momento, una plantilla para aspirar al ascenso a Primera División. Cano tiene poquísima experiencia en Segunda División (dos equipos) y no ilusiona para ser el entrenador de un ascenso. Conste que me arriesgo diciendo esto, porque la cosa va de fútbol y nunca se sabe. Pero, como apuesta, es muy mala. Había otras opciones, pero Garrido tiene más acciones que nadie en el C.D. Tenerife y, por tanto, manda. No han podido con él ni los dirigentes sindicados, ni los no sindicados, ni Paulino Rivero, ni nadie. Se ha hecho lo que el mayor accionista ha querido, porque parece que es amigo de Óscar Cano, así que chitón. El cisma en la sociedad anónima deportiva, pues, continúa. El hecho de que sólo haya firmado por una temporada da a entender que no están apostando por un proyecto de futuro sino por una cosa cortita en el tiempo. Hemos adelantado que las cosas no van bien en el Tete, que podría aspirar a más, de acuerdo con su historia. Pero, no. Ya el Tenerife no se encuentra en manos canarias, sino en otras, y los destinos del club tampoco se hallan en las manos de su entusiasta afición, sino de accionistas que se han arriesgado comprando sus participaciones. La vieja aspiración de Javier Pérez de que el Tenerife fuera propiedad del pueblo tinerfeño no se ha podido cumplir finalmente. Ahora los clubes de fútbol, en general, son negocios y el Tenerife es una sociedad, que tiene un consejo de administración que quiere rentabilizar lo invertido por los accionistas. La filosofía de Javier Pérez ya no existe, es otra muy distinta. Han fichado a un entrenador con poco historial y esto no parece ambicioso, sino todo lo contrario. Así que a aguantar y a seguir los designios de quien manda. Y el que manda, de momento, es Garrido. Punto y seguido.