No me digan que la idea no era atractiva. Despegar al amanecer con el sol de frente con el arrullo de las olas de acompañamiento, otear el Teide en su máximo esplendor y aterrizar en pleno centro de la capital vecina en menos de lo que canta el gallo, pavoneándose al decir que has ido de puerto a puerto, sin colas ni olas.
Sin estrés, de Santa Cruz a Las Palmas (y también hasta La Palma) en un periquete, amerizando. Pero va a ser que no.
La Audiencia Nacional ha puesto una piedra más en el camino proyectado por la empresa Surcar Airlines para conectar las principales ciudades canarias por hidroavión tras declararse incompetente para resolver el recurso contra la negativa estatal al hidroaeródromo. Sí, en la práctica el expediente sigue vivo, pero tiene muy mala pinta.
La idea original
A finales de enero de 2022 la compañía se presentó en el puerto de Santa Cruz de Tenerife con un DHC-6 Twin Otter anfibio operado junto a Nordic Seaplanes.
El 31 de enero realizó la primera demostración en la bahía capitalina, en la antigua terminal del Jetfoil, y un vuelo posterior hacia La Palma, en un acto anunciado como “histórico” por ser “el primer hidroavión de pasajeros en 65 años en Canarias”.
Pocos días después hubo un segundo vuelo con destino Gran Canaria, siguiendo la hoja de ruta marcada para comenzar a operar “en otoño de 2022” con rutas regulares entre las capitales y La Palma. La promesa era realizar el trayecto en unos 30 minutos “de centro a centro” y apuntaba a un producto pensado, básicamente, para viajes de negocios, escapadas de fin de semana y, también, la novelería canaria.
De cara a la operación comercial, la compañía habló de tres aparatos con capacidad para 16 plazas. El modelo permite hasta 19 asientos, pero la cifra operativa depende de las decisiones adoptadas por la aerolínea.
Surcar estimó mover unos 15.000 pasajeros anuales y crear alrededor de 100 empleos, con capital mayoritariamente canario y con estructura suficiente para acogerse a la Zona Especial Canaria (ZEC).
Sin respaldo
El 20 de febrero de 2023 se abrió información pública del Estudio de Impacto Ambiental. Importante: de uso restringido y turístico, en horario diurno, requisito indispensable para operar con carácter estable desde la lámina de agua portuaria.
La comunicación de Surcar se apoyó en ejemplos internacionales (operaciones entre Copenhague–Aarhus, Vancouver–Victoria o Seattle) como referencia de hidroaviación urbana. Además, la alianza con Nordic Seaplanes aportaba el know-how de la única operadora europea con ruta regular de hidroaviones entre ciudades.
Pero nada ha servido hasta ahora. Casi cuatro años después, los reveses judiciales han llevado el proyecto a su punto crítico.
A principios de este año la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental dictó la finalización del procedimiento ambiental del hidroaeródromo, lo que dejó el expediente sin autorización ambiental favorable y, por tanto, sin viabilidad administrativa inmediata.
La promotora recurrió y, este 31 de octubre de 2025, la Audiencia Nacional se declaró incompetente para resolver el fondo del asunto, remitiendo el caso al Tribunal Superior de Justicia de Madrid (sensible a esta temática, qué duda cabe… cosas del Derecho).
A día de hoy, el proyecto se encuentra en su momento más delicado, ya que no puede operar sin una resolución ambiental habilitante y pende de lo que decida el TSJM sobre la validez de esa finalización. Si el tribunal confirma la decisión administrativa, el proyecto quedaría archivado o necesitaría reiniciar su tramitación, lo que en la práctica es acabar con él, a no ser que nos encontremos ante unos emprendedores heroicos.
Así, una iniciativa más que queda en el olvido. Y sonroja hacer la cuenta de cuántas llevamos.





