El Bernabéu recuperó este domingo la euforia de un Clásico: el Real Madrid se impuso por 2-1 al FC Barcelona en la décima jornada de LaLiga EA Sports, poniendo fin a año y medio sin celebrar un triunfo en el gran duelo y certificando, además, su condición de líder con cinco puntos de ventaja sobre su rival. Kylian Mbappé —que suma ya cuatro Clásicos consecutivos marcando— y Jude Bellingham fueron los artífices del triunfo blanco; Fermín López firmó el tanto azulgrana tras un regalo de Arda Güler.
El encuentro comenzó con una atmósfera cargada y un error tempranero de Dean Huijsen, que volvió de lesión y vio cómo dos despistes en el primer minuto pudieron costarle caro al Barcelona. La tensión se tradujo en decisiones arbitrales polémicas: un penalti que inicialmente parecía a favor de Vinícius fue anulado tras revisión del VAR y endosado como falta del brasileño; y más adelante Soto Grado acabó decretando una pena máxima a favor del Madrid por mano de Eric García, tras nueva intervención del videoarbitraje.
El primer gol llegó tras presión merengue y una recuperación que Mbappé culminó con un disparo ajustado desde fuera del área, aunque el VAR anuló un tanto posterior por fuera de juego. Poco después, tras un giro sensacional, Bellingham encontró a Mbappé y el francés superó a Szczesny para poner el 1-0 y desatar la euforia del palco madridista. El Madrid firmó entonces sus mejores minutos: llegadas, remates y sensación de control, mientras el Barcelona sufría para generar ocasiones claras.
El empate culé nació de un error en la circulación: Arda Güler, actuando como pivote, entregó mal y Fermín López, atento a la devolución de Rashford, aprovechó para fusilar e igualar el marcador. Ya en la segunda mitad volvió la polémica: el penalti señalado por mano de Eric García sobre un Bellingham que remataba con Eric en el suelo fue aceptado por el colegiado tras consultar el VAR, pero Mbappé desperdició la pena máxima, la primera que fallaba desde San Mamés, y el fallo reavivó al Barcelona, que tuvo en Fermín otra ocasión para empatar.
Sin embargo, la pegada blanca acabó marcando la diferencia. En una jugada por la banda, Vinícius asistió desde la línea de fondo y Éder Militão, con la cabeza, puso el balón en el punto de penalti para que Bellingham, solo en el segundo palo, hiciera el 2-1. Mbappé vería anulado un nuevo tanto por fuera de juego justo antes del descanso, pero el marcador ya sonreía al equipo de Xabi Alonso, que dominó tácticamente, compitió excelentemente sin balón y sacó partido al momento dulce del francés.
La segunda mitad fue más tosca y con menos remates entre palos. El Barça lo intentó y presionó, pero le costó convertir juego en peligro real; Lamine Yamal y Pedri tuvieron un día discreto y el equipo lo sufrió. Xabi Alonso buscó refrescar con la entrada de Brahim Díaz; la acción del hispanomarroquí contribuiría a un contragolpe que, de no ser por fuera de juego, habría supuesto el 3-1. En los minutos finales ambos bandos pudieron ampliar el marcador: Mbappé falló un mano a mano y Koundé no logró rematar un centro de Yamal.
El partido terminó con incidentes: una tangana en los banquillos y la expulsión de Pedri por doble amarilla pusieron el broche más caliente a un clásico vibrante, con el Real Madrid recuperando sensaciones, celebrando en casa y el Barcelona preguntándose cómo revertir su falta de puntería e incidencia de sus jóvenes figuras.





