El Real Madrid olvidó sus fantasmas y derrotó al Girona, uno de los buenos equipos de la Liga (0-3). El equipo que ayer vestía de gris resistió el dominio de sus rivales en los primeros 20 minutos de partido, luego se dio cuenta dónde estaba la portería contraria –había jugado de espaldas a ella— y una buena jugada de Braim con posterior remate de Bellingham –cinco goles en cinco partidos—hizo que el Girona tuviera que abrirse más. Y entonces llegó el descanso.
Cuando el Madrid se acuerda de que es el Madrid se vuelve imparable. Y Arda Güller, un turco que parece débil pero que es un coloso, que había corrido como nadie durante toda la primera parte, recibió un pase de Bellingham, MVP del partido, corrió más que su marcador y evitó la salida del portero argentino Gazzaniga, a la desesperada, para cruzarle el balón y marcar el segundo.
El partido se acabó ahí, porque el Real Madrid se hizo dueño absoluto del campo, con la mala suerte de otras dos lesiones, que no parecen graves: Bellingham, con un pinchazo en la parte posterior del muslo, en el isquio, y de Mendy, en lo que parece un esguince de tobillo, aunque no está claro. Los dos abandonaron el campo. Es de suponer que no estarán el martes contra el Atalanta, que va primero en la Liga italiana, aunque el último pronóstico sobre Bellingham parece indicar que sí podría estar disponible.
El Real Madrid jugó un gran partido y administró los tiempos, con un Luka Mòdic imperial, quizá el mejor del match, realmente. El jugador croata dio una lección de fútbol, cuidando sus esfuerzos y corriendo todo el partido, como si tuviera 20 años y va a cumplir 40. Otro jugador sobresaliente fue Antonio Rüdiger, extraordinario en defensa y hasta en ataque, con un Lucas Vázquez muy seguro en la derecha de la defensa. Lucas ha vuelto a recuperar la forma, tras un pequeño bajón.
En realidad, todo el Real Madrid rayó a gran altura. Ancelotti dio entrada a Endrick, Ceballos, Frank García, el juvenil Yánez –que debutaba— y Asencio, en la segunda parte, para sustituir, entre otros, a los lesionados y a Mbappé, que había luchado mucho y había marcado el tercer gol, en jugada individual. Estaba muy escorado a la derecha, pero lanzó un zapatazo inapelable, yo diría que inverosímil, que se estrelló en la red del portero argentino. Y que sentenció definitivamente el partido. Mbappé luchó y corrió mucho y lleva nueve goles en el campeonato. No está mal, aunque no sea el Mbappé que la afición esperaba, ni mucho menos. Supongo que todo esto será coyuntural.
El Madrid hizo olvidar el 2-1 y el mal partido de Bilbao y más cuando el Barcelona se vio sorprendido por el Betis (2-2), con Yamine Lamal de héroe. Y con la expulsión de su entrenador alemán, Hansi Flick, que protesta mucho cuando no gana.
Ayer también vio cartón amarillo Ancelotti por dirigirse irrespetuosamente a Gil Manzano, tras una falta a Mbappé, de libro, que el árbitro no señaló. También fue amonestado Mbappé, por protestar la misma jugada. Por lo demás, el árbitro estuvo bien, dejó jugar y no hay nada que reprocharle. Actuó en todo momento correctamente, no como en aquel famoso partido de Valencia, cuando le quitó la victorial al Real Madrid en el último minuto. Por cierto, el Valencia se hunde en la clasificación. Tiene un partido pendiente contra el Real Madrid.
Y eso fue todo. Triunfo indiscutible del Real Madrid, uno se alegra de la recuperación de la U.D. Las Palmas (2-1 ante el Valladolid, con Sandro de estrella) y el Madrid depende de sí mismo (si le gana al Valencia) para ponerse primero.





