El Real Madrid volvió a las grandes noches europeas y a los tres minutos ya había marcado al City, en una vaselina prodigiosa de Mbappé a Ederson, a pase magistral del canario Asencio, que se afianza en el centro de la defensa. Un pase de cincuenta metros. Había comenzado el partido con el equipo de Guardiola presionando mucho a los de blanco, pero éstos se quitaban de encima a los británicos con una facilidad pasmosa. Hacían fácil lo difícil cuando lograban coger el balón.
Y la culpa la tenía un gran Ceballos en el centro del campo, auxiliado por un muy seguro Tchouameni, que por fin jugaba en su sitio, y por un Bellingham que no se sabe bien dónde juega, pero que tiene el don de la ubicuidad. Es una auténtica apisonadora el inglés. Estará tres partidos en el dique seco (dos en Liga y uno en Champions, por tarjetas).
El Madrid quería garantizarse pronto los octavos de final de la Champions y en el minuto 33, una jugada primorosa de Rodrygo puso la pelota en los pies del astro francés, situado ante el portero brasileño del City, y Mbappé, tras un regate primoroso a su marcador, la colocó en la red. Era el segundo de sus tres goles y se consolidaba la ventaja (2-3) obtenida por el Real Madrid en Manchester.
En la delantera del Real Madrid brillaba de manera especial Rodrygo, en uno de sus mejores partidos con el Madrid. No marcó, pero tuvo dos ocasiones muy buenas que le paró el portero. Rodrygo trabajó en ataque pero también en defensa y cumplió al pie de la letra las órdenes de su entrenador. Y es que el Madrid dominaba a un equipo que suele someter a sus rivales. Evidentemente, no es el City de hace dos años, pero sigue siendo un gran conjunto, con los mismos jugadores que ganaron la Champions. Guardiola se echaba las manos a la cabeza, al ver que la diferencia del juego de los blancos era cada vez más pronunciada.
Hacía el Madrid encaje de bolillos, con un Ceballos que fue ovacionado cuando abandonó el campo cuando faltaban 10 minutos para su término. Lo sustituyó Mòdric. La única nota negativa fue la amarilla a Bellingham, rigurosa, lo que le impedirá jugar el partido que toque por sorteo, que puede ser contra el Atlético de Madrid de Simeone o contra el Bayern Leverkusen de Xabi Alonso. Ya veremos lo que dice el sorteo.
Los jugadores se fueron al descanso con un 2-0, que era suficiente. Ya sabemos que el Real Madrid no humilla a sus rivales. Cuando obtiene una diferencia segura se contiene siempre. Eso también es ser elegante en el fútbol.

Una nota final, en el relato de la primera parte, para Raúl Asencio. Vaya partidazo el del jugador de Las Palmas. Sencillamente brillante, dando seguridad a sus compañeros y protagonizando el gran pase a Mbappé para que el francés consiguiera el primer gol del partido.
La segunda mitad fue aún más completa para el juego del Real Madrid. Ya no soltaba el balón y el City estaba agotado y se sentía impotente para crearle peligro. Sólo al final se animó a atacar y marcó, aunque en fuera de juego, tras dar el balón en el larguero en el lanzamiento de una falta, off side que el árbitro no señaló. Ni el VAR. Hasta el español Nico González, que fue el autor del gol, se asombró de que se lo concedieran.
No he dicho que en el 66 marcó Mbappé por tercera vez, en una jugada individual en la que le dio tiempo a cambiarse el balón de la derecha a la izquierda, tiró cruzado y el portero del City tocó el balón con la punta de los dedos, pero la pelota fue a parar a la red. Era su tercer tanto y pudo haber otro más, o quizá dos, pero a lo mejor era ya demasiado.
El público coreó con olés algunos pasajes del juego de su equipo, esta tarde. Tres goles al City, sin dejarle que tocara el balón, sólo lo empañó la falta de Kamavinga al borde del área, que propició el gol inglés, en el último minuto. Hombre, le quitaba al resultado la condición de redondo, pero ya he dicho que el tanto fue conseguido en fuera de juego. Ya esto da igual. El VAR tardó tres minutos en dar su opinión.
El Madrid causó una excelente impresión, en un Santiago Bernabéu completamente lleno. Guardiola dijo que había ganado el mejor equipo y se le veía francamente abatido. “Nosotros no tenemos el ritmo del Madrid en este momento”, dijo amargamente. “Y nos hemos encontrado con el mejor Madrid de los últimos años”, añadió. “Sólo tengo que felicitarlos y desearles suerte, aunque yo prefiero que gane el Barcelona porque soy culé”.
Ahora, a esperar el sorteo. El Atlético y el Bayer Leverkusen son dos rivales poderosos y peligros. Mbappé prefería al Atlético, “porque los dos partidos son en Madrid y así no tenemos que viajar”. Yo no sé lo que prefiero.





