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El PSG protagonizó una auténtica goleada ante el Atlético de Madrid, imponiéndose por un contundente 4-0 en el inicio del Mundial de Clubes 2025. En Los Ángeles. El resultado no sólo sorprendió por su amplitud, sino también por la forma en la que el conjunto dirigido por Luis Enrique desdibujó por completo al vigente tercer clasificado en la Liga española.
Desde el primer minuto, el PSG mostró una intensidad admirable. La presión alta, el orden táctico y la verticalidad en ataque fueron una combinación letal que el Atlético nunca supo cómo contrarrestar. Fabián Ruiz abrió el marcador en el minuto 19 con un disparo seco y colocado desde fuera del área, que dejó sin respuesta al guardameta esloveno, Oblak. El tanto fue un reflejo de lo que vendría: un equipo rojiblanco nada enchufado y un PSG jugando como el Barcelona de Luis Enrique: aburriendo, pero ganando.

Justo antes del descanso, en el tiempo añadido, Vitinha culminó una transición vertiginosa de los suyos con una definición precisa, poniendo el 2-0 en el electrónico y sembrando el desconcierto total en las filas del equipo de Simeone. Tenía tres jugadores atléticos junto a él y nadie fue a interceptarlo.
En la segunda mitad, el Atlético jugó mejor. El árbitro rumano era muy malo, y eso que pitó la final de la Champios. Anuló un gol legal a Julián Álvarez por falta previa, en colaboración con el tío del VAR, y Sorloth no metió en la red una pelota que hasta yo la hubiera enchufado. El PSG, con oficio y calma, mantuvo a raya a los atacantes españoles, que cayeron una y otra vez en la telaraña defensiva tejida por Luis Enrique. El tercer gol llegó a falta de tres minutos para el final: Mayulu, joven promesa, aprovechó una pérdida en salida del Atlético para encarar y definir con aplomo, desatando la locura en el banquillo francés. Y ya en el tiempo de descuento, Kang-in Lee cerró la goleada desde el punto de penalti, tras una mano justa sancionada a Le Normand, vía VAR, sellando una victoria demasiado abultada de los franceses del PSG.

Clément Lenglet fue expulsado por doble amarilla tras protestar de forma leve una decisión arbitral. Incomprensible. Aunque la goleada fue inapelable, las decisiones del colegiado no pasaron desapercibidas y alimentarán el debate en los próximos días. Este árbitro no está para Champions ni Mundiales.
Con esta victoria, el PSG lanza un mensaje claro al resto de competidores: ha venido a este Mundial de Clubes a por todo. Con un fútbol práctico, sólido y eficaz, borró del mapa a una de las plantillas más entusiastas, como es la atlética. Y aunque queda mucho torneo por delante, esta noche en Los Angeles quedará grabada como una de las grandes intervenciones internacionales del buen equipo de Lucho, que a veces aburre y a veces no.