Carlos Mazón ha formalizado este lunes su dimisión como presidente de la Generalitat Valenciana, un paso que abre un plazo de 12 días para que el Partido Popular proponga un candidato capaz de sucederle. La decisión llega tras semanas de especulaciones sobre su futuro político y las conversaciones que Mazón ha mantenido con la dirección nacional del PP.
En caso de que ningún candidato consiga la investidura dentro de este periodo, o si transcurren dos meses sin que otro aspirante logre el apoyo de la cámara autonómica, se convocarían elecciones anticipadas en la Comunitat Valenciana, un escenario que supondría un desafío para el PP. Todo indica que la formación deberá negociar con Vox para garantizar la mayoría necesaria, ya que el respaldo de este grupo se antoja decisivo para investir al sucesor de Mazón.
A pesar de dimitir como presidente, Mazón seguirá siendo diputado autonómico, manteniendo así el aforamiento que le protege judicialmente. Durante la fase de transición, continuará ejerciendo como presidente en funciones, supervisando la gestión diaria de la Generalitat y asegurando la continuidad administrativa hasta que su sucesor sea investido.
Fuentes del PP valenciano han señalado que la decisión de Mazón forma parte de un proceso de reflexión interna sobre el liderazgo del partido en la Comunitat y la estrategia política de cara a los próximos meses. La formación ha insistido en que Mazón ha actuado con responsabilidad, permitiendo un relevo ordenado que evite tensiones dentro del partido y en la administración autonómica.
La renuncia de Mazón abre un periodo de incertidumbre en torno a quién liderará el ejecutivo autonómico, con los ojos puestos en la negociación entre PP y Vox y en la capacidad de la dirección nacional de orientar la sucesión.
