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El Departamento de Defensa de los Estados Unidos (Pentágono) ha dado el visto bueno para suministrar misiles de crucero de largo alcance Tomahawk al ejército de Ucrania, en lo que representa un paso decisivo en la guerra contra Rusia. Según fuentes de CNN citadas por medios internacionales, la aprobación incluye la evaluación de que la operación no afectará negativamente las reservas de misiles estadounidenses, pero la decisión final la tiene el presidente Donald Trump.
La iniciativa responde a la solicitud de Volodímir Zelenski de reforzar las capacidades ofensivas ucranianas con armamento capaz de alcanzar objetivos en territorio ruso, incluyendo instalaciones energéticas lejanas. La introducción de los Tomahawk significaría, un importante salto en el radio de acción de Kiev, lo cual podría alterar de forma significativa la dinámica del conflicto.
El anuncio ha generado inquietud tanto en Moscú como entre los aliados de Estados Unidos: por una parte, el Kremlin advirtió que la transferencia de estos misiles supondría “un nuevo nivel de escalada”. Por otra parte, el Pentágono y la Casa Blanca deben ahora evaluar técnicamente cómo Ucrania podría lanzar estos misiles, dado que normalmente se emplean desde buques o submarinos y el país carece de esa infraestructura naval.
La medida refleja un cambio estratégico de Washington hacia un apoyo más ofensivo a Ucrania y sitúa a Trump en el centro del proceso: él decidirá cuándo y en qué condiciones se producirá el envío. Los próximos días serán clave para determinar si esta aprobación se traduce en entregas concretas y cómo ello incidirá en la evolución del conflicto.
