El Gobierno lo pierde todo

Ya nadie le hace caso al Gobierno de Sánchez, huido de nuevo, esta vez a Latinoamérica, donde no lo conoce ni el Tato, y por eso Bolaños ya no presenta nada al Congreso de los Diputados, ni siquiera la propia “ley Bolaños”. El ministro de Justicia está cada vez más menguado. A Bolaños y a Albares tenían que haberlos invitado al baile de los enanos, en La Palma, ahora que los enanos vuelven a estar de moda gracias a Lamine Yamal, que tiene muchos millones pero poco cerebro. Y hablando de la estrellita fugaz del Barcelona, parece que Laporta va a tener que volver al palco del Olímpico todo este año porque el Spotify Nou Camp y de las JONS y los Grandes Ferrocarriles Catalanes no estará listo hasta dentro de unos meses. Coño, en el Olímpico ganó la Liga, así que no le fue del todo mal. Creo que el Gamper lo van a jugar en el Mini Estadio, al que entran unas 6.000 personas. El Madrid jugó partidos de Champions en el Alfredo Si Stéfano de Valdebebas, con una entrada similar, cuando se construyó el nuevo Santiago Bernabéu. Digo que el Gobierno lo pierde todo, porque hasta parte de los catalonios le están votando en contra, Sánchez ha desaparecido para refugiarse en los fondillos de Lula y parece claro que está dando sus últimos coletazos y estirando el tiempo como un chicle, a ver si llega al 27, que a mí me da que no porque escándalos sí que van a surgir. Que dé gracias al golfo de Montoro, que ha parado un poco le ensoñación del PP. Que chiquito elemento no había metido el PP en la Hacienda, que somos todos (por los cojones, son ellos). A Montoro, como dice el mago, hay que echarle de comer aparte. Yo lo tenía calado hace años y ustedes tienen testimonio de ello, desocupados y amables lectores, si han leído mis historias cada día, aquí o donde sea menester. En fin, quería decirles que en el Congreso de los Diputados, Diputadas y Diputades (y de las JONS) el Gobierno ya no gana nada y a lo mejor en el otoño tenemos de presidente a Vito Quiles, que en este país todo puede ser. Hasta que tengamos un presidente del Gobierno que se compra su vivienda conyugal con dinero procedente de una casa de lenocinio, un lupanar, un prostíbulo, una sauna gay. Ay, Dios.