El Barça salió dominando desde el inicio y pronto se adelantó con un penalti convertido por Lewandowski tras mano dentro del área visitante, aunque el Celta igualó inmediatamente mediante Sergio Carreira en un contragolpe. El guión se repitió poco después: llegada blaugrana, gol de Lewandowski tras magnífico centro de Marcus Rashford, y nuevo empate gallego obra de Borja Iglesias. Antes del descanso, Lamine Yamal aprovechó un rebote para provocar que el Barça se marchase al vestuario con ventaja de 2-3.
En la segunda mitad, el técnico Flick rediseñó al equipo y este respondió con una defensa más sólida, mejor presión y un mayor control del ritmo de partido. A falta de un cuarto de hora, Lewandowski remató de cabeza un saque de esquina para cerrar el 2-4 y encarrilar la victoria. Apenas un rato después, Frenkie de Jong fue expulsado por doble amarilla, pero el resultado ya estaba decidido.
El triunfo además llega en el momento perfecto: el empate del Real Madrid ese mismo domingo permite al Barça recortar distancias en la clasificación de LaLiga, situándose a tan solo tres puntos del liderato.
Aun así, la noche no fue perfecta. Las lagunas defensivas mostradas en el primer acto y la tarjeta roja de De Jong recuerdan que el Barça aún tiene margen de mejora, especialmente en un tramo clave de la temporada. Pero, si algo demuestra esta victoria, es que el equipo ha recuperado confianza, gol y el espíritu que le caracteriza cuando está en buen momento.





