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El Mando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD) informó de la interceptación de dos bombarderos estratégicos Tu-95 y dos cazas Su-35 de Rusia en las proximidades de las costas de Alaska. Este incidente, ocurrido en la Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ) de Alaska, un área bajo vigilancia militar para prevenir amenazas.
Según el comunicado del NORAD, la Fuerza Aérea de Estados Unidos desplegó cuatro cazas F-16, cuatro aviones cisterna KC-135 y un E-3 Sentry, diseñado para tareas de alerta temprana y control aéreo. Estas unidades llevaron a cabo labores de identificación e interceptación, siguiendo los protocolos establecidos para garantizar la seguridad del espacio aéreo.
El incidente coincide con recientes declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, quien, durante una reunión con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en Nueva York, expresó su apoyo a que los países de la OTAN consideren derribar aviones rusos que violen sus espacios aéreos. «La defensa del territorio es fundamental. Si se produce una incursión, tras las advertencias correspondientes, la opción de neutralizar la amenaza debe estar disponible», afirmó Trump en la Asamblea General de la ONU.
Este no es un caso aislado. En otro episodio reciente, dos cazas Gripen húngaros, operando bajo el paraguas de la Policía Aérea del Báltico de la OTAN, despegaron desde la base de Siauliai, en Lituania, para interceptar un Su-30, un Su-35 y tres MiG-31 rusos que volaban cerca del espacio aéreo de Letonia. El Comando Aéreo de la OTAN destacó en su cuenta de X el compromiso de Hungría con la seguridad de los países bálticos y el flanco oriental de la Alianza Atlántica.
Estos actos reflejan un aumento de las tensiones geopolíticas, con repetidas incursiones de aviones rusos en zonas cercanas a espacios aéreos de países miembros de la OTAN, lo que refuerza la necesidad de una vigilancia constante y una respuesta coordinada para proteger la soberanía aérea.
