⏱ 4 min de lectura
El Departamento de Estado de Estados Unidos ha lanzado una dura advertencia al Gobierno de Pedro Sánchez, acusándolo de «envalentonar a los terroristas» con sus recientes medidas restrictivas contra Israel. Esta acusación llega apenas 48 horas después de que el Ejecutivo español anunciara el cierre de su espacio aéreo y puertos a cargamentos de armas destinados al Estado hebreo, una decisión que ha inflamado las relaciones bilaterales y ha desatado una oleada de críticas desde Washington y Tel Aviv.
España ha adoptado una postura cada vez más crítica con Israel, calificando sus operaciones militares de «genocidio» y «exterminio». Mientras Sánchez defiende estas medidas como un paso hacia la paz y la justicia, sus detractores las ven como un alineamiento peligroso con intereses contrarios a Occidente.
Todo comenzó el pasado lunes, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció en rueda de prensa un paquete de nueve medidas destinadas a elevar la presión sobre el Gobierno israelí de Benjamín Netanyahu. Entre ellas destaca la prohibición de acceso a puertos y espacio aéreo españoles para buques y aeronaves que transporten material de defensa hacia Israel. Esta restricción, aprobada mediante un real decreto ley, afecta principalmente a envíos procedentes de Estados Unidos, principal proveedor armamentístico de Israel, con una ayuda anual que ronda los 3.300 millones de dólares en asistencia militar y 500 millones adicionales para sistemas como la Cúpula de Hierro.
Otras acciones incluyen la promoción de sanciones europeas contra los ministros ultras israelíes Itamar Ben Gvir (Seguridad Nacional) y Bezalel Smotrich (Finanzas), a quienes España ha vetado la entrada en su territorio. Sánchez, que ha calificado las acciones israelíes en Gaza como un «exterminio sistemático», justifica estas decisiones como un compromiso con el derecho internacional y la protección de los derechos humanos. España, junto a Irlanda y Noruega, lideró en mayo el reconocimiento del Estado palestino, un gesto que ya entonces provocó la llamada a consultas de la embajadora israelí en Madrid y acusaciones de antisemitismo por parte de Tel Aviv.
Precisamente el miércoles, un tiroteo en una parada de autobús en Jerusalén dejó seis muertos y varios heridos, un suceso que el portavoz del Departamento de Estado estadounidense vinculó directamente a la percepción de debilidad que, según Washington, proyectan medidas como las españolas.
En una rueda de prensa este miércoles, un portavoz del Departamento de Estado –bajo la dirección del secretario Marco Rubio– calificó las medidas españolas de «profundamente preocupantes». «Estas acciones solo sirven para envalentonar a los terroristas», afirmó, añadiendo que España, como miembro de la OTAN, pone en riesgo la coordinación aliada al limitar potencialmente operaciones militares estadounidenses. EE.UU. mantiene bases estratégicas en territorio español, como las de Rota (Cádiz) y Morón (Sevilla), que sirven de plataforma para envíos a Oriente Próximo y que, por convenio bilateral, no requieren informar sobre el destino final de las cargas.
Esta no es la primera fricción entre Sánchez y la Administración Trump. En la reciente cumbre de la OTAN en La Haya, el presidente estadounidense criticó duramente a España por no comprometerse con el objetivo del 5% del PIB en gasto de Defensa, amenazando incluso con aranceles doblados a productos españoles. Ambos líderes podrían cruzarse en la próxima Asamblea General de la ONU en Nueva York, donde temas como el reconocimiento de Palestina y la denegación de visados a representantes palestinos –justificada por Rubio como un sabotaje a la paz– estarán sobre la mesa.
Hasta el momento, el Gobierno español no ha emitido una respuesta oficial a las acusaciones estadounidenses.
