Mbappé, desde que se rompió la nariz, debió marcharse directamente al quirófano, para no dar problemas al Real Madrid con su nariz rota. Es un egoísta, no lo hizo. Los franceses le consideran un patriota, pero quien le paga es el Real Madrid. Ahora lo tendrán que operar, le tendrán que romper el hueso de la nariz de nuevo para colocárselo bien y vamos a ver cuándo, porque el esqueleto de equipo de Francia, que no juega a nada, sigue ahí, en cuartos de final.
Mbappé no se atreve a tocar la pelota de cabeza, no disputa los balones por alto, es una caricatura de sí mismo. Y Bélgica, para seguir la pauta de esta Eurocopa, se metió un gol en propia puerta y perdió un partido que pudo ganar a Francia. En realidad pudo perderlo cualquiera de los dos. Ahora jugará con Portugal, que tiene un portero que se llama Diogo Costa que paró tres penaltis de la tanda, los tres que lanzó Eslovenia. No hicieron falta más lanzamientos, porque Ronaldo y los demás no fallaron. Cristiano dejó de llorar y su señora madre también. Ahora explico por qué.
Antes, en la prórroga, Cristiano Ronaldo había fallado otro penalti que le paró Oblak, el meta atlético de Eslovenia. Cristiano se echó a llorar y su madre, que estaba en un palco, también. En otra jugada clave, también en la prórroga, Diogo Costa, en una salida portentosa, desbarató un mano a mano con Sunak, que era gol seguro, tras un fallo clamoroso de Pepe, al que ya le falta velocidad. Debe irse a casa; o a Arabia, que es donde va todo el mundo, incluso los lentos.
Si un portero, que tiene una estadística del 41% en paradas de penaltis –hoy habrá subido— detiene tres lanzamientos de penaltis seguidos tiene que estar en el Olimpo de los dioses. El joven meta de Portugal lo hizo y hoy es un héroe de Os Lusiadas, la epopeya de Camoes, y más con lo exagerados que son los portugueses para contar sus hazañas. No sólo salvó a Portugal y le dio el pase a cuartos, salvó también a Cristiano Ronaldo del ridículo y de otro llanto. Y a su mamá.
Estas, como habrán observado, son dos crónicas a la vez. Del partido de Francia es mejor no hablar, porque fue malo de solemnidad. Me gustó más Bélgica, pero sin tampoco pasarse. Vamos a ver qué ocurre en ese Francia-Portugal del fin de semana, puede ser el despertar de la Eurocopa, lo mismo que el España-Alemania del próximo viernes. Me da que de aquí, de estos dos encuentros, van a salir los finalistas, pero esto es fútbol, como ya saben. Y fútbol es fútbol, reza la estupidez de Bujadín Boscov, o una frase de Cantinflas.
Francia debe encargarle una novena a Bélgica, que para seguir la tónica del campeonato, se metió un gol absurdo en la propia portería, para hacerle el trabajo a su rival. Si este es el Mbappé que ha fichado el Madrid como la gran estrella de futuro, yo observaré con atención a los optimistas. Si hubiera sido consciente, se habría ido directo al quirófano desde que se rompió la nariz. Ahora no solo es un paquete en la Eurocopa sino que le va a robar tiempo al equipo que lo fichó. Y además juega con pánico.
En fin, ya están otros dos en cuartos. Veremos qué ocurre de aquí a la final, pero la Eurocopa se empieza a poner interesante, aunque en muchas ocasiones el fútbol brille por su ausencia.
