¿Cómo tiene que ser el nuevo papa?

No es mía la reflexión, sino de un amigo sacerdote. El próximo papa debe tener tres características para solventar el difícil momento por el que pasa la Iglesia Católica: solidez intelectual, gran capacidad de comunicación (incluido el dominio de distintas lenguas) y capacidad para interpretar los signos de los tiempos.  Estas deberán ser, a juicio de mi amigo sacerdote, y que yo comparto,  las características del nuevo regidor de una Iglesia en crisis, que tiene que solucionar más pronto que tarde los problemas que la aquejan. Francisco no era un intelectual, sí era un comunicador e intentó ser un pastor cercano, sobre todo para los menos favorecidos. Pero la Iglesia no es sólo de los menos favorecidos, sino de todos. Los tiempos han cambiado, las costumbres se han alterado profundamente, nadie es ya el mismo. Y millones y millones de católicos necesitan de un pastor que los conduzca y esto no es fácil. Los símbolos son importantes, algunas distancias también. Yo no estoy nada de acuerdo con el papa se reúna con un personaje como Évole. Tampoco que haya relajado el protocolo vaticano. Ni que haya amagado, pero sin solucionar, los problemas de una Iglesia que se ha quedado antigua. Hay costumbres que se deben mantener y ritos que se deben cumplir, por la dignidad del cargo. Este papa quería sacar a Cristo de la sacristía y ponerlo en la calle, le escuché a Javier Cercas. Esto fue lo que le contó al periodista Espadaro en una revista jesuíta. Pero volver a la Iglesia primitiva no es del todo bueno: la Iglesia primitiva tenía también cargas importantes, porque la Iglesia está compuesta por humanos y los humanos fallan. ¡Cómo han fallado los papas! El cristianismo de Cristo no tiene lugar hoy, porque los tiempos no son los tiempos de Cristo. Todos los humanos somos iguales, pero algunos se encargan de que no lo sean. Fíjense lo que está ocurriendo en España, en donde un tribunal que debe interpretar la Constitución se encarga de que eso no sea así: los españoles somos distintos, incluso ante la ley. Pero no quiero politizar esto. ¿Por qué la mujer no participa más en la Iglesia, por qué el celibato, por qué no se respetan las tendencias sexuales de las personas en el ámbito oficial de la Iglesia? Todo esto lo tendrá que resolver un intelectual progresista, que sea capaz de aguantar al clero, a la curia y solucionar los problemas que no abandonan la Iglesia que fundó Jesucristo. Para un escéptico como yo, que detesto mitos y misterios, que no comprende algunos dogmas, la labor del papa siguiente tiene que ser ingente. Yo no tengo elementos para estar desilusionado con Francisco, pero sí digo que no pudo rematar la faena, que no sólo los pobres existen y que su principal enemigo fueron precisamente los escépticos, los que se han olvidado de la religión, los que no se quieren enterar de lo que está pasando, los ignorantes, en suma. ¿Cómo devolverlos al redil de la coherencia? Yo no soy capaz de aportar ni una sola solución. Y los jóvenes no son inocentes. Son tan culpables como los adultos, que no vengan ahora a decir que fue el papa de los pobres y de los jóvenes porque es mentira. Al menos parcialmente.