China avanza en su modernización militar con la incorporación oficial de su tercer portaaviones, el ‘Fujian’ (CV-18), a la flota de la Armada del Ejército Popular de Liberación (EPL). La trascendental ceremonia de puesta en servicio y entrega de bandera fue encabezada por el presidente Xi Jinping en el puerto naval de Sanya.
Este evento simboliza el salto de gigante de Pekín para transformar su Armada de una fuerza de defensa costera a una capaz de operar en aguas profundas y lejanas. Es el primer portaaviones de diseño y construcción completamente chinos con un desplazamiento superior a las 80.000 toneladas.
El principal avance del ‘Fujian’ radica en ser el primero equipado con un sistema de catapulta electromagnética (EMALS). Esta avanzada tecnología, que utiliza energía eléctrica en lugar de vapor, coloca a China como el segundo país del mundo—junto a Estados Unidos— en poseerla. Este sistema de lanzamiento permite operar aeronaves más pesadas, como el avión de alerta temprana KJ-600 y el nuevo caza furtivo J-35, lo que amplía significativamente sus capacidades operativas frente a los portaaviones anteriores, el Liaoning y el Shandong.
La entrada en servicio del navío es un movimiento clave dentro de la ambición de Xi Jinping de lograr una Armada de «clase mundial», intensificando la rivalidad en el Pacífico y siendo percibido como un desafío directo a la supremacía naval estadounidense. El nombre del buque, coincidente con la provincia más cercana a Taiwán, subraya, además, las implicaciones geopolíticas en los conflictos territoriales en el Mar de China Meridional y la creciente amenaza sobre la soberanía de la isla. Con su incorporación, el ‘Fujian’ consolida a China como la segunda potencia naval mundial y proyecta una mayor influencia marítima en el tablero global.





