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martes, 2 diciembre,2025

Chancho limpio nunca engorda

La comunidad musulmana de Lalín, un pueblo de Pontevedra, ha pedido al alcalde de la localidad que retire la carne de cerdo de los menús escolares. Como ellos no comen cerdo, pues a tomar por culo los demás. Estos musulmanes se creen los reyes del mambo, y como a los que no siguen sus directrices a veces los radicales les cortan el cuello, pues, nada, a rendirse. La carne de cochino, además, forma parte del famoso cocido de Lalín, que es uno de los mejores de Galicia. Si los musulmanes no quieren saborear el manjar me parece bien que lo rechacen, pero que no metan en su rollo a los demás, que tienen mejor amueblado el paladar. El alcalde se resiste, de momento, a retirar del menú al chancho, pero estoy seguro de que si la comunidad musulmana de Lalín, en esta España colonizada, se dirige al felón de La Moncloa, al día siguiente emite un decreto-ley anti-cochino y ordena eliminar el plato del menú escolar y hasta incluye al cerdo en la Ley de Memoria. Porque Sánchez tiene debilidad por los musulmanes después de que el moro de Marruecos mandara clonar los móviles de él y de su mujer, como cuentan las crónicas, que yo no sé dónde está la verdad. Quizá la verdadera astucia la tenga el Mosad, que unta las balas de sus fusiles con grasa de chancho para joder a los árabes, porque con las rozaduras de esas balas ya no van al paraíso a trajinarse a las vírgenes. Estamos todos trastornados. Los musulmanes pretenden imponer sus costumbres fuera de su ámbito, pero cuando un católico quiere abrir una iglesia, o acudir a misa, pongamos que en Irak, le lanzan una bomba antes de que llegue el padrenuestro. Coño, no es justo. Ni tampoco es justo lo del cochino, que para los católicos es animal de confianza y los bautizados nos comemos con deleite un costillar, a poco que vayamos a un guachinche. O sea, que aconsejo al alcalde de Lalín que no acceda al cambio de menú sino que los niños que no quieran probar el cerdo, eso hay que respetarlo, pues que coman verduras mojadas en salsa rosa. Para eso el mago. No hay ni un mago musulmán, porque el mago es incapaz de desprenderse del cochino, ni siquiera por motivos de remilgos religiosos. “Chancho limpio nunca engorda”, decía Cantinflas, y lo cierto es que tenía razón el cómico mexicano, al que tengo yo que agradecerle, además de su ingenio, que haya costeado parte de las obras de mi inolvidable colegio San Agustín del Puerto de la Cruz. O sea, que yo voto por el cochino de Lalín, sin que se tenga que dar por aludido el señor alcalde con esta aseveración. Tampoco los católicos ortodoxos comen carne los viernes de cuaresma. Y para comerla los viernes del resto del año había que pagar una bula que costaba una peseta y te daban un papel muy grande con un montón de disparates de esos que escriben los papas. No sé qué obsesión les ha entrado a todos con el cochino y la ternera, coño, con lo buenos que están. Qué sería de El Pole sin el cochino negro.

Andrés Chaves
Andrés Chaves
Periodista por la EOP de la Universidad de La Laguna, licenciado y doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, ex presidente de la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife, ex vicepresidente de la FAPE, fundador de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna y su primer profesor y profesor honorífico de la Complutense. Es miembro del Instituto de Estudios Canarios y de la National Geographic Society.

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