Pedro Sánchez le ha concedido asilo político al teórico presidente electo de Venezuela, Edmundo González Urrutia. Conociendo al trilero de La Moncloa todo puede deberse a un truco. Sabiendo Edmundo González que tiene garantizado su asilo en España, igual no lucha hasta el final su derecho a proclamarse presidente, ya que ha ganado las elecciones. Maduro tiene dos opciones: o arrestarlo cuando llegue a Caracas a tomar posesión o no dejarlo entrar. Bueno, tiene otra opción, pero imposible: reconocer su derrota y el triunfo de su rival. Pero ya Edmundo González ve garantizada su estancia en España, luego puede viajar a Venezuela, intentar entrar y aparcarlo todo si no lo dejan. Desde luego, no lo tiene muy fácil porque el sátrapa de Maduro es capaz de cualquier cosa, incluso de las más crueles. Y las relaciones entre la Venezuela de Maduro y la España de Sánchez son excelentes. Que le pregunten al embajador comunista que Sánchez ha enviado a Caracas. Un paniaguado de Urtasun, nada más y nada menos. Yo no me fío de las decisiones del inquilino de La Moncloa; y como no me fío, pues creo que detrás del asilo político –y del no reconocimiento oficial como presidente electo de González Urrutia– hay algo que choca: te asilo, pero no te reconozco como presidente. Una postura cómoda, para no irritar al amigo Maduro, ni a la amiga Delcy, ni al también amigo Jorge Rodríguez. Todavía no se ha aclarado la presencia en España –contra la prohibición de la Unión Europea, que acaba de endurecer las sanciones contra políticos venezolanos— de la vicepresidenta y mujer fuerte del Gobierno de Maduro. Ni el contenido de sus pesadas maletas. Luego me da que detrás del asilo político del ganador de las elecciones tiene que haber algún truco, alguna mentira de las de Sánchez, que no ha cesado de mentir desde que ocupa el cargo de presidente. Los días nos traerán las respuestas, o al menos eso espero. ¿Truco o trato?
martes, 2 diciembre,2025





