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sábado, julio 6, 2024

Apuntes históricos sobre la libertad de expresión

El periodismo surgió en el siglo XVII con la publicación de los primeros periódicos en Europa. Y es el periodismo libre un pilar fundamental de toda sociedad que se quiera denominar democrática. Es también una herramienta esencial donde soportar la libertad de expresión, protegida por numerosas constituciones, entre ellas la española, que garantiza el derecho de todos nosotros, los ciudadanos y ciudadanas, a recibir y difundir información sin censura. Esta libertad es fundamental para la transparencia y la rendición de cuentas en cualquier sociedad, sobre todo las cuentas de quienes nos gobiernan.

A lo largo de la historia, periodistas han luchado por mantener esta libertad frente a la censura y la opresión. Permitiendo que las voces y opiniones de los ciudadanos lleguen al público en general y formar criterio, asegurando un flujo constante de información vital para el progreso social y político. Información que debe ser veraz. Aquí esta el quid de la cuestión.

El periodismo, tal como lo conocemos hoy, tiene sus raíces en el siglo XVII, cuando aparecieron los primeros periódicos en Europa. Sin embargo, la historia de la comunicación pública y la difusión de información se remonta mucho más atrás, a los antiguos imperios griego y romano. Los Acta Diurna, por ejemplo, eran unos anuncios diarios grabados en piedra o metal y exhibidos públicamente en el Foro Romano, que proporcionaban noticias sobre, política y, sobre todo, los juicios.

Pero el verdadero auge del periodismo moderno comenzó en el siglo XVII con la invención de la imprenta por Gütenberg . Ya en 1605, se publicó en Alemania el primer periódico semanal, el «Relation aller Fürnemmen und gedenckwürdigen Historien», que podía distribuirse entre un público amplio.

En Inglaterra, por ejemplo, el periodismo se vio impulsado por el creciente interés público en los asuntos de Estado y la demanda de información sobre los acontecimientos políticos del imperio. En 1665, se publicó el «Oxford Gazette» (lo que después se denominó «London Gazette»).

A medida que el periodismo evolucionaba, también lo hacía el concepto de libertad de expresión. Concepto al que me he tenido que enfrentar a lo largo de mi vida profesional en infinidad de ocasiones. La inquietud de saber de dónde provenía, me llevó a enterarme de que ya en el siglo XVII, John Milton, en su obra «Areopagitica» (1644), defendió la libertad de prensa y se opuso a la censura previa, argumentando que la verdad y las ideas deberían fluir libremente para el bien común. Esta obra se considera una de las primeras y más influyentes defensas de la libertad de expresión en la historia.

No fue hasta el siglo XVIII, cuando el periodismo se consolidó como una fuerza vital en la sociedad. Por ejemplo, la Ilustración trajo consigo una mayor demanda de información y debate público, qué maravilla, lo que impulsó la creación de numerosos periódicos y también nacen las revistas. En Estados Unidos, el «Pennsylvania Gazette», adquirido por Benjamin Franklin en 1729, se convirtió en uno de los periódicos más influyentes de la época, promoviendo la idea de una prensa libre y abierta. Y es aquí, desde mi punto de vista, cuando se comienza a tener un concepto casi tangible de lo que conocemos como libertad de expresión. EE.UU, con la adopción de la Primera Enmienda a la Constitución en 1791, prohibió al Congreso hacer leyes que restrinjan la libertad de prensa. Casi nada. Esta enmienda se convirtió en un modelo para otras naciones más reprimidas y fue y es una piedra angular en la defensa de los derechos individuales contra el poder del Estado. Y también a mí me permitió seguir con las inquietudes de rebuscar sobre la historia de la libertad de expresión.

Ya en el siglo XIX, el periodismo experimentó una transformación significativa con el desarrollo de nuevas tecnologías de la época, esta vez el telégrafo. La prensa era más accesible y se convirtió en fundamental en la vida política y social. También paralelamente nace la «Prensa amarilla», caracterizada por un estilo sensacionalista, pero también por su capacidad para influir en la opinión pública y en los acontecimientos políticos.

El siglo XX fue un periodo de guerras y los periodistas jugaron un papel crucial informando sobre las realidades de lo que allí acontecía. Llega la radio y la televisión revolucionando la manera en que las noticias se difundían, llevando la información directamente a las casas. Ya era difícil poner puertas al campo.

Hoy en día, en la era digital, el periodismo y la libertad de expresión se enfrentan a desafíos complejos; yo diría que muy complejos. La proliferación de información en Internet y las redes sociales ha democratizado el acceso a esa información, pero también ha planteado cuestiones sobre la veracidad y la ética periodísticas.

La censura y la represión siguen siendo una amenaza y los divulgadores de información se enfrentan a riesgos cada vez mayores.

Sin embargo, el espíritu del periodismo y la lucha por la libertad de expresión permanecen inquebrantables y hay que aplaudir el nacimiento de nuevos canales de información, como es este, EL BURGADO. La capacidad de informar, cuestionar y opinar libremente es esencial para la democracia y el progreso social.

A medida que avanzamos, es fundamental recordar mínimamente las raíces históricas de estas libertades y continuar defendiendo su existencia en todas sus formas.

Ahora me quiero centrar en el periodismo en el Reino de España, que, como no, tiene una rica y variada historia que refleja las profundas transformaciones sociales, políticas y tecnológicas que hemos padecido.

El periodismo en este Reino comenzó a desarrollarse de manera más formal en el siglo XVII, aunque ya existían publicaciones esporádicas y manuscritos informativos desde el siglo XVI. En 1661, parece ser que se publicó el primer periódico, «La Gaceta de Madrid», que sirvió como modelo para futuras publicaciones.

Después, durante el siglo XVIII, aparece el «Diario de Madrid» incluyendo noticias internacionales y aparecen también los anuncios. Lo que reflejaba un interés creciente por la información más allá de los asuntos oficiales.

El siglo XIX fue una época turbulenta con cambios radicales y contradicciones. La Constitución de Cádiz de 1812 proclamó por primera vez la libertad de prensa, pero este derecho fue suprimido y restaurado varias veces a lo largo del siglo, debido a las constantes turbulencias políticas. Como parece ser que está ocurriendo ahora, en el siglo XXI.

En 1833, con la muerte de Fernando VII y el inicio del periodo isabelino, se vivió un auge de la prensa liberal y progresista. Periódicos como «El Español» y «El Correo Nacional» se convirtieron en fundamentales para el debate político y social. Sin embargo, esta libertad fue frecuentemente amenazada por la censura y la represión, especialmente durante los periodos de gobierno absolutista y las dictaduras.

En la Restauración borbónica (1874-1931), conseguimos un gran avance pues la prensa se convirtió en un negocio lucrativo y surgieron numerosos periódicos y revistas: «El Imparcial», «ABC» (fundado en 1903) y «La Vanguardia» (fundada en 1881) son algunos de los periódicos más influyentes de esta época.

El siglo XX estuvo marcado por eventos dramáticos que influyeron profundamente en el periodismo patrio. La guerra civil española (1936-1939) llevó a una polarización extrema de la prensa, con publicaciones alineadas a los diferentes bandos del conflicto. Como ocurre hoy en día. Tras la victoria franquista, la censura se instauró de manera estricta y la prensa fue controlada por el régimen.

Fue con la muerte de Franco en 1975 y la transición a la democracia cuando renace el periodismo libre. La Constitución de 1978 garantizó la libertad de expresión y la libertad de prensa, permitiendo una floreciente diversidad de medios. Periódicos como «El País» (fundado en 1976) se convirtieron en símbolos de la nueva era democrática, ofreciendo un periodismo independiente y de calidad. Ojo, en 1976, que de esa fecha hasta nuestros días ha llovido mucho.

Hoy en día, con la digitalización y el auge de Internet, se ha transformado profundamente la industria periodística. Medios tradicionales han tenido que adaptarse a la era digital, mientras que nuevas plataformas de noticias en línea y blogs han surgido, ampliando el acceso a la información; como esta.

Nos enfrentamos a varios desafíos, por lo que ahora destaco la proliferación de noticias falsas y la influencia de las redes sociales. Sin embargo, la prensa sigue siendo un pilar fundamental de la democracia española, garantizando el derecho a la información y sirviendo como un espacio vital para el debate público y la rendición de cuentas.

A pesar de las dificultades, el periodismo se adapta y evoluciona demostrando una resiliencia que ha caracterizado su larga y rica historia. La defensa de la libertad de expresión y el compromiso con la verdad deben seguir siendo los principios actores.

En lo que respecta al periodismo en Canarias, desde mi punto de vista, tiene una historia rica y variada que refleja las particularidades geográficas, sociales y políticas de Canarias. No hay más que echar un vistazo al famoso catálogo de Maffiotte.

Formalmente se desarrolla en el siglo XIX, aunque ya existían publicaciones esporádicas y manuscritos informativos desde antes. La primera publicación periódica canaria que encuentro que fue «El Boletín Oficial de Canarias», que apareció en 1825. Este boletín se centraba en noticias oficiales y fue el inicio formal del periodismo en las islas. Pudo haber otros antes.

El desarrollo de la prensa en Canarias estuvo marcado por la rivalidad entre las dos principales ciudades del archipiélago: Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife. En Las Palmas, «El Ómnibus» comenzó a publicarse en 1844, seguido por otros periódicos como «El Liberal» y «El Diario de Las Palmas». En Santa Cruz de Tenerife, «El Guanche» apareció en 1870, y posteriormente surgieron «La Opinión» y «El Progreso».

Estos periódicos reflejaban la vida política y social de las islas. La prensa canaria del siglo XIX también jugó un papel crucial en la lucha por la autonomía y la identidad canaria, siendo un vehículo importante para la expresión de las ideas regionalistas.

El siglo XX fue una época de consolidación, pero también de grandes desafíos. Durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y la guerra civil española (1936-1939), la prensa sufrió censura y represión. Muchos periódicos fueron cerrados o controlados por el Gobierno, y los periodistas que se oponían al régimen enfrentaron persecución. Como sigue ocurriendo.

A pesar de estos desafíos, surgieron publicaciones significativas, que conviene mencionar. En 1917, se fundó «La Gaceta de Tenerife», y en 1918, «La Tarde» se convirtió en un referente de la prensa tinerfeña. En Gran Canaria, «El Eco de Canarias», fundado en 1912, se consolidó como uno de los periódicos más importantes de la isla.

Durante la dictadura franquista (1939-1975), la prensa canaria, al igual que en el resto de España, estuvo sujeta a una estricta censura.

Con la muerte de Franco y la transición a la democracia en 1975, experimentó una renovación. En esta nueva etapa, resurgieron periódicos como «Diario de Avisos» en Tenerife y «La Provincia» en Gran Canaria, que se convirtieron en referentes del periodismo regional.

En 1982, se fortaleció el papel de la prensa en la defensa de los intereses y la identidad del archipiélago, durante el primer periodo de la autonomía. Los medios de comunicación se convirtieron en plataformas esenciales para el debate político y social, así como para la promoción de la cultura y la economía canaria.

En las últimas décadas, el periodismo en Canarias ha tenido que adaptarse a la era digital. La aparición de Internet y las redes sociales ha transformado la manera en que se produce y consume la información. Medios tradicionales como “Diario de Avisos”, «El Día» y «Canarias7» han desarrollado versiones digitales para llegar a un público más amplio y mantenerse relevantes.

Sin embargo, el periodismo en Canarias enfrenta desafíos significativos, como su sostenibilidad económica, la competencia con las plataformas digitales globales, y la proliferación de noticias falsas. A pesar de estos retos, la prensa canaria sigue siendo un pilar fundamental de la democracia regional, garantizando el derecho a la información y sirviendo como un espacio vital para el debate público.

La historia del periodismo en Canarias es un reflejo de la evolución política y social del Archipiélago. Desde sus primeros boletines oficiales hasta hoy en día, la era digital, la nueva prensa canaria, han jugado un papel crucial en la vida de las islas, defendiendo la libertad de expresión y contribuyendo al desarrollo de una identidad regional fuerte y cohesionada. Así que entiendo que un nuevo digital es siempre un avance. Al menos lo vamos a intentar.

Juan Inurria
Juan Inurria
Abogado. CEO en Grupo Inurria. Funcionario de carrera de la Administración de Justicia en excedencia. Ha desarrollado actividad política y sindical. Asesor y colaborador en diversos medios de comunicación. Asesor de la Federación Mundial de Periodistas de Turismo. Participa en la formación de futuros abogados. Escritor.

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